Laura Mora Ortega (2017)
Laura Mora tiene mucho que contar y sabe cómo hacerlo. ‘Matar a Jesús’ parece un calentamiento perfecto a ‘Los reyes del mundo’. Escenas como la de los chavales bajando con motos por la carretera en una imagen casi bucólica y musical nos dejan respirar un poco entre otras de violencia y pura tensión. Eso también sucede en ‘Los reyes del mundo’, que considero mejor que esta ópera prima porque cuenta más historia y hay una mayor recorrido de los protagonistas.
Aquí hay partes que se me hicieron un poco largas, aunque nunca respiré tranquila. Una sensación un poco rara la de estar siempre en tensión mientras deseas que dejen de alargar determinadas situaciones. Por ejemplo, estamos mucho rato acompañando a Paula en su búsqueda de conseguir una pistola. Parece que pasa mucho y no pasa nada más que las ganas de decirle que su idea de matar a Jesús no pinta nada bien. A la vez, solo podía pensar que estaba viendo al personaje más valiente de toda la historia. Todos los escenarios y lugares me daban el máximo miedo, y los hombres de los que se rodea dan de todo menos sensación de seguridad. Y allí está ella, convencida, heroica, fuerte, entre la idea de alcanzar esa venganza y de decirse a sí misma que ella no cree en esa espiral de violencia de la que se rodea. El final es una maravilla.
Bastante a menudo pienso en la rueda de prensa que vimos en el Festival de San Sebastián al terminar ‘Los reyes del mundo’. A más de una persona se la he recomendado ver (aquí) aunque reconozco que la sensación que viví justo después de ver su película no se acerca remotamente a ver el pase en vídeo. La directora explicaba que no podía escapar de hacer cine sobre la violencia que vive su país porque vive atravesada por esa misma violencia, como tantos y tantos colombianos. La forma en la que lo dice es desde el enfado, el cansancio y la sinceridad. Después de ver esta película y saber que así es como asesinaron a su padre, tiene todo el derecho a poder vomitarlo todo a través de las imágenes. Y creo que lo hace increíble. Y además se rodea de más mujeres para hacer sus películas. Laura Mora es una jodida ama del cine.
Solo para terminar… ¿Cómo es posible escuchar a gente hablar tu idioma y no entender lo que dicen? Es como que sí pero no. Gracias subtítulos de Filmin por existir, parce.
Quiero empezar por algo que me ha enseñado esta película: los subtítulos literales no siempre son útiles. Creo que sería interesante ofrecer subtítulos de películas de países latinos también en “castellano español” (muy española y mucho española soy yo). Porque había diálogos en que ni los subtítulos me ayudaban.
Tras esta petición al aire con la que me he sentido votante de Vox, tengo que decir, aunque me duele un poco porque con esta película tenía buenas expectativas, que me ha dejado un poco meh, sin más.
La premisa, ambientación, duración (vivan las películas de menos de 100 minutos) y ritmo me han gustado mucho, pero no he conseguido conectar con los dos protagonistas. Y esta falta de conexión ha hecho que no haya terminado de entrar en la película. He leído que no todos los actores eran profesionales, y en mi opinión, se nota.
El personaje de Paula me parece especialmente complicado, y por eso es esta actriz (Natasha Jaramillo), la que me ha resultado más floja. Entablar una “relación” con el asesino de tu padre con esa templanza me parece bastante surrealista. Es que ni un poquito de miedo me ha transmitido; ahí aguanta la parcera que el sicario le dé la chapa y le lleve con sus coleguis de pistoleo. No sé, quizá si fuera yo colombiana o conociera su realidad más de cerca mi sensación sería diferente.
A Jesús tampoco he llegado a creérmelo (a ratos no he llegado ni a entender lo que decía), y si los dos personajes que soportan todo el peso de la trama no me convencen, es difícil remontar.
El final tampoco me ha gustado mucho, yo esperaba uno a lo “Kill Bill”, eso le habría dado un poco la vuelta y probablemente le hubiera sumado una estrellita más. Y bueno, que la cámara estuviera todo el rato haciendo twerking tampoco ha ayudado mucho.
En definitiva, me parece una película que está bien, pero que podría haber sido mucho más de lo que es.
He aguantado parte de la película solo porque esperaba que al final, efectivamente, mataría a Jesús. Pero no, toda mi fe ha caído en saco roto. Paradójico.
Lo cierto es que salvo el primer tramo, que se me ha hecho un poco lento, el resto me ha mantenido bastante atento e intrigado por ver si Paula llevaba a cabo su venganza. Por suerte para ella, como ya hemos aprendido de tantas otras pelis, se salva de ese círculo de violencia perdonándole la vida a él.
Por el camino vemos lo que para mi es el punto fuerte de la película: una Medellín claramente atravesada por la mirada de la directora. Una visión de alguien que se ha criado en esas calles y no la romantiza, pero tampoco la muestra con condescendencia. Con su caos y su violencia, pero también con su vitalidad y sus fuertes comunidades.
Supongo que estos elementos serán una constante en la filmografía de Laura Mora en el futuro. Al menos así ha sido en Los reyes del mundo, de la que asumo que hablarán mis compis de festival, así que yo simplemente diré que la escena de las bicis me ha parecido la misma en ambas pelis (Nota: al parecer usar la palabra “peli” está mal, según el presidente de la academia del cine español, sea quien sea ese señor).
Una cosa que me he preguntado ha sido si yo recordaría la cara del tío que ha matado a mi padre si le viera durante un segundo. En la película, incluso siendo consciente de que ese tío en moto iba a ser importante, he sido incapaz de reconocerle cuando ha vuelto a aparecer minutos más tarde. Menos mal que el contexto lo dejaba claro. Quiero pensar que si me ocurriera a mi, el momento traumático me ayudaría a congelar esa imagen, porque como la venganza dependa de mi memoria estoy jodido.
Otras cosas que he aprendido con esta película:
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Ni los subtituladores de Filmin han sido capaces de enterarse de todo.
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Gonorrea es la palabra más polisémica que existe.
Tremendo thriller la verdad, la historia engancha fuerte, hace un poco la de los primeros 15 min de UP la trampa de osos del encariñamiento con los personajes para luego…. ZAS. Creo que es un acierto además que a lo largo de la película nunca se discuta en profundidad el por qué el padre era un objetivo. Si hubiera sido una película yanqui toda esa explicación se hubiera llevado unos minutos innecesarios. Mis dieses.
Lo que más destaco para mí de la película fue la foto, los escenarios estás súper cuidados y las imágenes son muy bonitas. A destacar el momento Motomami meets Akira meets Steampunk Medellin del primer viajecito en Moto de Jesús. El retrato de la ciudad me gustó mucho más que enseries como Narcos
Cosas de guion que me gustaron es que la peli a pesar de girar en torno a una venganza no es tampoco como una cosa muy arquetípica, las acciones de Paula se ven a ratos más movidas por la frustración que por un deseo de venganza. De hecho el primer brote de violencia de ella es en la comisaria. El político y social, te hace reflexionar sobre la venganza, las responsabilidades y el perdón. Pensando fuertemente en el CECOTE (Centro de Contención del Terrorismo) de Bukele.
Como punto agridulce tanto slang y el ambiente relajado de algunas escenas de fiesta hacen que muchas conversaciones sean difíciles de seguir (tuve que tirar de subtítulos). Supongo que para el público colombiano esto sería un punto a favor, y entiendo que es la misma sensación que tendrían allá al ver El Pico o algo así.
La actuación de Natasha Jarmillo no me llegó demasiado creo que podría haber empatizado alguito más.
Investigando un poquillo parece que la historia sale de la experiencia personal de la propia directora, que vio al igual que la protagonista de la película, como asesinaban a su padre delante de ella. Bastante oscurito el tema.
La verdad que un alivio después de los intentos de alivios cómicos de las últimas semanas. Ganas de ver más pelis de Laura Mora. 😉
Septiembre. San Sebastián. Año 2017. Ese fue mi primer contacto con Matar a Jesús y el primero de Matar a Jesús con el público. La película se presentaba en la sección Horizontes Latinos del festival de cine de San Sebastián. Yo formaba parte del jurado joven ese año por lo que asistí al primer pase de la película colombiana.
Fue mágico, desgarrador y sorprendente. Mágico el ambiente que se creó, desgarradoa la realidad que nos presentó Laura Mora, directora, y sorprendente la actuación de Natasha y Giovanni, dos jovencísimos protagonistas que no tenían ninguna relación con la actuación. Laura Mora contó que los “encontró” paseando por Medellín. Yo la verdad que me quedé ojiplática; primero cuando dijeron que no eran actores profesionales y segundo cuando vi a nuestro “Jesús” salir al escenario del Kursaal con un chándal blanco, unas zapatillas de muelle y un pelo que era un muestrario de degradados. Ahora mismo no recuerdo si era un chándal o un traje pero sí recuerdo el esperpento.
Me pareció una ópera prima tan certera y sincera. Habla de la culpa y la injusticia con un trasfondo social que muestra que ambos protagonistas, con sus diferencias, luchan por lo mismo: un cambio social y son víctimas del mismo sistema.
Para mí que el protagonista se llame Jesús no es algo casual, tiene algo de simbólico ya que busca el perdón en Paula. Misericordia.
No puedo decir nada malo de la película. Me enamoré de ella y de Laura Mora que, por supuesto se llevó el Premio del Jurado de la Juventud. También ganó en 2022 la Concha con Los reyes del mundo, no os la perdáis.
Para terminar y acabar de cerrar aquel día que todavía recuerdo en el posterior coloquio, con toda la sala conteniendo la respiración, un hombre algo avenjetado levantó la mano. Cuando recibió el turno dijo que era colombiano y había venido con su mujer que le acompañaba a España de vacaciones. Estaban en Madrid y se enteraron de la presentación de Laura en Donosti así que sin pensárselo acudieron. Este señor, emocionado, confesó que era uno de los alumnos que el padre de Laura tuvo en la Facultad y nunca lo había olvidado.
Os podéis imaginar cómo lloramos todos.
Tras este pase nos fuimos a la carpa de Keller. Los que se han sumado al festival post pandemia no la conocen pero era una carpa que ponían al lado del Kursaal con cañas de cerveza a 1€. Os imaginaréis esto también. Nada bueno salía de ahí. O sí, porque conocimos a nuestra Paula y nuestro Jesús que no podían ser más de casa y de la gente. Un amigo mío todavía conserva el número de teléfono de Laura Mora. La de gente que se conoce cuando te echas un piti.
Matar a Jesús es la ópera prima de Laura Mora, de la que ya había visto con anterioridad Los reyes del mundo. De hecho, algunas escenas me han parecido calcadas. En ambas, apuesta por un cine social que retrata la violencia de Colombia y para ello hace uso de actores locales no profesionales que contribuyen a crear un ambiente realista. Me llamó la atención que en Filmin ponía que había recaudado 6k en taquilla, que imagino que será solo en España porque buscando veo que la recaudación total es de 90k. Me hace pensar lo duro que es hacerse hueco en la cartelera y la de proyectos que no saldrán adelante. Esta es una película que consiguió 5 distinciones en diferentes festivales en 2018.
Joder, ojalá haber entendido la mitad de lo que están diciendo, me pasé toda la película suponiendo los diálogos. La trama nos sitúa a Paula intentando vengar a su padre, que es asesinado por un sicario llamado Jesús. Por el camino te das cuenta de que el gobierno no es menos culpable y corrupto, que el sicario no es menos víctima y básicamente que la violencia está en todas partes en Medellín. Mucho valor para terminar lanzando la pistola y no apuntándose a su propia cabeza. A pesar de las interpretaciones un tanto robóticas, merece la pena ver esta película por la ambientación tan lograda de Medellín, la denuncia de la situación tan lamentable y una historia sólida y con ritmo que te atrapa.
El film está inspirado en la propia vivencia de la directora a la que asesinaron a su padre en circunstancias parecidas.