Jorge G.
Mirada intranquila, paseos nerviosos de un lado para otro, camiseta de Submarine desgastada y Converse Negras. Con el teléfono en la mano, parece indignado a la vez que atento por si quedara la más mínima oportunidad de conseguir una de las ansiadas butacas para Competencia Oficial. A su interlocutor le espeta verdaderamente cabreado frases como “es súper pretenciosa”, “no hay por dónde cogerla”. Continua ya más calmado “y mira que a mí me gusta lo intenso, pero es que no…”. Al otro lado alguien que le debe conocer bien consigue amansar a la fiera y ya más tranquilo se rinde diciendo “los colores bien, la fotografía bien, pero…”. Supuestamente por lo que entendí el chaval se estaba a refiriendo Earwig, película premiada por el jurado, y Kike y yo ya teníamos frase para referirnos a todas esas pelis que no nos habían gustado demasiado o eran más bien intensitas: los colores bien, pero…
Empezamos nuestro primer festival de cine con mucha ilusión y mal pie porque aunque perfectamente asesorados por Pam hubo un error al conseguir nuestras claves online y perdimos el primer y casi según día para conseguir entradas. Todo el diseño del calendario que habíamos hecho voló de un plumazo y nos quedamos sin ver una de las pelis de las que más se hablaba, Competencia oficial. El intento de conseguir entradas canceladas tal y como explicaba el festival resulto ser imposible y ahí fue donde conocimos más gente indignada como nosotros. Y es que si hay que ponerle un pero a la organización es lo difícil de descifrar que es la maldita página web y que no dejaran claro que era la única vía para conseguir entradas. Pero una vez fuimos aprendiendo a gestionar las entradas y nos hicimos a la rutina ya no había quien nos parara y más o menos conseguimos ver lo que nos apetecía.
El debut fue el sábado tempranito en la mejor sala del festival, la principal del Kursaal y la verdad es que impresionaba bastante su capacidad, pantalla y sonido. No sé si tiene que ver con las fuerzas y la ilusión del inicio pero Maixabel sería la mejor peli que vi. Arriesgada por el tema (ETA) y el lugar pero que salió realmente airosa. De esta escribiré próximamente para subir crítica. La verdad que me sorprendió lo mucho que salió el tema de ETA a lo largo del festival, alejado del uso político al que estoy acostumbrado desde Madrid. Pensé que todo eso estaba más cerrado de lo que lo está. A partir de esa primera sesión acabaría viendo doce pelis más y otras tantas que por falta de fuerzas o tiempo se quedaran en pendientes. El ambiente en el festival estuvo genial, me esperaba que iba a ser algo más sectario del mundillo pero la realidad es que esa es una minoría y que la ciudad y aficionados como nosotros llenaban la mayoría de las salas. Nos sorprendió la influencia que puede tener un festival como este en una ciudad mediana en la que vimos que elevaba el nivel cultural de cine y hace llegar pelis que de otra forma difícilmente se plantearían ver en otros lugares. Aun así no faltaba gente del mundillo que se les podía reconocer a leguas, nos hizo gracia presenciar como un chaval se presentaba a un tío que debía ser alguien por cómo se pavoneaba en la sala como “joven cineasta”, por supuesto el otro estaba en su salsa. Una de las cosas a las que más provecho saqué fueron las ruedas de prensa. Nuestra acreditación lo permitía y fuimos a la mayoría de las pelis de sección oficial que vimos. Escuchar al director, guionistas, productores o actores y actrices te cambiaba a veces la percepción de la película para bien o para mal. Ha sido curioso ver desde explicaciones de lo más intensas y artísticas a directores sorprendidos por las interpretaciones de los que preguntaban y reduciéndolo a lo más simple. Y es que esa es otra, en las pelis extranjeras que las ruedas de prensa pasaban más desapercibidas las preguntas eran muy escasas y ante los silencios incomodos se tiraba de preguntas muy forzadas que dan muchísima vergüenza ajena. Hablando de esos silencios una situación curiosa se dio cuando fuimos a ver dos cortos y un medio a una sala en la que los mismos creadores presentaban sus trabajos y luego al terminar las proyecciones había un coloquio. Nadie hizo ninguna pregunta y la verdad es que hay que querer a la chica que lo presentaba que se ocupó de conducir las preguntas y librarnos de esa especie de vergüenza insoportable. El mediometraje que se proyecto fue Les filles du feu, una especie de documental en el que se reencontraba un grupo de amigas que se separó debido a una tragedia en la adolescencia. Nos encantó y la directora sentada entre nosotros era una chica que lo presento con una naturalidad que contrastaba con la directora y su hijo protagonista de uno de los cortos. Mientras una hablaba y gesticulaba como lo haríamos cualquiera (Laura Rius Aran) la del corto, Lecormoran (una movida bastante intensa), era un personaje místico que parecía sentir cada cosa de manera que no llego a comprender y a darle todo un sentido que no acabo de ver. En fin, que me debe de faltar bastante sensibilidad artística, eso sí, los colores bien. El ambiente en las salas también cambia bastante de lo que te puedes encontrar en lo más comercial, no está permitido comer y además existe un respeto mayor durante toda la película e incluso los créditos. Algunos lo llevaban a lo absurdo y vimos algunos episodios de llamar la atención incluso antes de que apagaran las luces.
En fin, Zinemaldia me parece el evento perfecto para crear una rutina de viaje, esperemos que el año que viene pueda ser con más acreditaciones para todos.
Mi resumen de películas:
La mejores: Maixabel y Les filles du feu.
Me gustaron: Spencer, Camila saldrá esta noche, As in heaven y Arthur Rambo.
Sin más: Les Intranquilles, Red rocket, Are you lonesome tonight, The eyes of Tommy Faye y Undercover.
No me gustaron: La hija y I want to talk about duras.