Icíar Bollaín (1995)
El cine español de los 90 es un género, y es mi género. Durante esta década debutaron directoras y directores como Coixet, Amenábar, Medem, David Trueba o la propia Icíar Bollaín, por sólo mencionar algunos.
Hola, ¿estás sola?» es una de las embajadoras de este cine. Un cine sin complejos, que cuenta historias más o menos otidianas, sin parafernalias ni pretensiones. Un cine en el que pasan cosas aparentemente simples, pero que no lo so tanto.
Si además incluyes a Candela Peña, un Madrid muy de barrio, las palmeras de Málaga y un aprobadísimo en el test de Bechdel, yo ya. Esto último, por cierto, bastante reseñable teniendo en cuenta que estamos en 1995.
Sin embargo, para mí esta película tiene un fallo: la elección de Silke para interpretar a una de las protagonistas. Creo que su personaje daba para mucho, y no ha conseguido llegarme en ningún momento. Tener al lado a Candela Peña o Elena Irureta no ayuda, claro. Candela Peña es esa actriz que da igual el personaje que interprete, siempre vas a amarla y a querer irte de cañas con ella. Candela, te amo.
En general, me parece un muy buen debut de una directora que después nos ha regalado algunas joyitas más. Es una película entretenida (me repito: bravo por esas películas que no sobrepasan la hora y media), para pasar un rato agradable. Cine hecho por mujeres, sobre mujeres (gracias Icíar).
No puedo terminar sin hacer referencia al ruso gigante que lleva puesta una camiseta con su cara. Amazing. Me encantaría ver la película otra vez con alguien que hable ruso y me traduzca todo lo que decía Olaf. Y me encantaría tener esa camiseta.
¡Que vivan los 90!
Menuda década la de los 90. Cuando lo que definía un hogar era una mesa camilla, buscar piso en Madrid no suponía ningún problema y tu familia te explotaba laboralmente a cambio de nada. Good old days.
Por si había dudas de cómo éramos hace treinta años, la película empieza con un guantazo de un padre a su hija por decir que folla y un beso de esta, a continuación, a modo de reconciliación. Esta es la más grave, pero lo cierto es que todos tienen una facilidad tremenda para repartir hostias a la mínima ocasión que encuentran.
Otra cosa que me deja perplejo es la facilidad que tienen todos para cambiar sus vidas de un día para otro. Da igual que tengas veinte años o cuarenta, cualquier momento es bueno para dejar tu casa, cambiarte de ciudad o montar una empresa. Pepito pasa de estar tomándose un botellín en el bar a dirigir un chiringuito en la playa, todo porque una chavala le invita a una fiesta.
Y sin querer ser yo cruel, ¿era este hombre la mejor elección para la cita doble? Mientras, la otra, con su chulazo ruso. Un personaje totalmente absurdo, por otra parte. ¿Se supone que es gracioso que no hagan ni el intento de entenderse y cada uno suelte una chapa en su idioma sin ningún tipo de feedback? Como espectador solo podía aburrirme cada vez que interactuaban con él. Y que le llamen Olaf, mejor ni comentarlo.
Menos mal que está Candela Peña para sostener la película cada vez que se tambalea. Trini es sin duda el mejor personaje. Siempre remando a favor, siempre sumando. Es esa amiga que hace todo más divertido, la que rebaja la tensión cuando la cosa se pone intensa y también la que te dice las verdades sin medias tintas. Lo único que no entiendo mucho es que se encapriche de Pepito. Pero mira, a ella le traen de cita a un tío por el que nadie dábamos un duro y ella le pide que le cante algo y tira palante, porque las cosas son como son, no están ni bien ni mal. Tiene varias perlas más, como cuando llama neuras a su amiga por no querer follarse al ruso delante de ella. Me parto.
Otra cosa que no está ni bien ni mal pero me ha resultado inquietante es ver a Daniel Guzmán con veinte años. Me resulta un poco raro ver tan jóvenes a todos esos actores que solo asocio con su versión adulta. Me pasa un poco lo mismo con la película en general, es curioso ver la época de nuestra infancia desde un punto de vista adulto, más cercano a mi edad actual que al que viví en ese momento.
En fin, que es una peli que se deja ver. Entretenida y olvidable a partes iguales.
Es la primera vez que alquilo una película. Iba a decir alquilo una película online, pero tal vez sea la primera vez en toda mi vida que alquilo una película, porque fui una niña sin VHS así que ahí queda ese dato para mi historia personal. Espero que mis 1,99€ se los hayan llevado Iciar Bollaín y Candela Peña a partes iguales (un euro una y la otra 99 céntimos), madres ambas.
Debo decir que para ser una película de 1995, he quedado gratamente impresionada. Lo malo es que creo que no es nada memorable, de hecho ya la había visto hace años y puedo confirmar que no me acordaba de absolutamente nada. Pero el guion es muy bueno, de hecho cuando parece que cae en los tópicos del cine español noventero-dosmilero se acaba desenvolviendo bastante bien, como ese diálogo:
–Las cosas no están ni bien ni mal. Las cosas son como son.
–Qué coño dices de las cosas son como son, vete a la mierda.
(era algo así, no he vuelto a comprobar qué decían exactamente)
Otras sorpresas gratas han sido lo poco que les ha costado a la Niña y a Trini abandonar a Daniel Guzmán en Valladolid, olé por ellas; y que de repente Antonio de la Torre trabaje en un hotel de Torremolinos. He soltado una carcajada.
Eso sí, se nota que es un poco antigua y no apela a los millennials en una cosa: las ganas locas que tiene el personaje de Candela Peña de trabajar. De lo que sea. No le gusta currar pero a la tía no se le caen los anillos, si hace falta es peluquera sin cobrar. Esto ahora mismo no cuela de ninguna forma (y menos mal). También me ha parecido pelín racista el enfoque de Olaf. No sé, unos subtítulos al menos, la broma de que no le entendemos se ha alargado demasiado.
Pues eso, está bien, me gusta que intenta tocar temas profundos (la ausencia de familia, la precariedad, la amistad, la búsqueda de un lugar o un sentido) pero lo haga sin enfangarse. Ligerita pero bien, se agradece. Aunque también se olvida.
Gratamente sorprendido con esta película desafía a mi idea de que la mayoría de lo que ha hecho Bollain es un poco rollo. En este caso he de decir que me reí mucho y me dio bastante nostalgia a partes iguales. Lo primero decir que en la España salvaje post Euro éramos felices y no lo sabíamos, y es que ya se sabe cualquier tiempo pasado fue mejor (no pero bueno).
Con los momentos cómicos tuve un poco de sentimientos encrotrados hay un poco de cine de barrio ahí que me saca un poco de mis casillas, en cambio toda la trama con Olaf es puro amanece que no es poco, es decir, bien. Candela Peña es lo mejor de la película sin duda, Trini, Aída bien, me la encuentro en un chiringuito y me alegra el día. Es esa parte de la España cañí a la que hemos renunciado hasta dejarla en peligro de extinción equiparándola a personajes televisivos de Telecinco.
Estas son las lecturas y las ideas que saco después de verla, pero supongo que al final es una road/train movie que va de simplona pero tiene muchas pequeñas cosas
Facts:
- Candela Peña me da ganas de fumar
- Mairlo es como el oso malo de toy story es un personaje sin arco empieza psicopata y manupuladora y acaba igual, es una buena lección. Hay personas que no cambian y no le puedes pedir peras al olmo
- Icíar sabe captar el “me enfado y no respiro” castellano de una manera inmejorable.
Esta peli me ha llevado mucho a pensar en el tema “Espíritu del 92” de Biznaga supongo que ver esto desde “el futuro” tiene las ventajas que se pueden obviar todos los horrores de aquella época que en parte se han mitigado, no así cierta precariedad inherente al “ser español” como muestro en estas imágenes.
Mejor frase de la peli “Como no sabemos nada, mejor vamos a desayunar”
Pero ¿Qué me has traído? Si no abulta nada.
Qué cosa tan pequeñita y especial. La vida de barrio, la supervivencia, la amistad y el amor son algunos de los temas que se une para crear este relato realista y sincero.
La vida cotidiana se expone como una máxima en la película; personaje sin artificios que se desenvuelven en el día a día y se enfrentan a pequeños problemas e imprevistos que nos pueden ser familiares. Por supuesto, una vez más el viaje físico actúa como metáfora del viaje interior que están viviendo nuestras protagonistas.
Es curioso cómo camina entre la comedia y el drama pero se muestra optimista. Da un poco de rabia no saber del todo qué ha pasado en la vida de estas dos amigas, tampoco hace falta.
Me gustaría preguntar dos cosas:
-
Por qué elige, entre todos los muchachos a los que se puede encontrar esa mañana, a Álex Ángulo.
-
Qué hay que hacer para tener el pelazo de Candela Peña.
No soy un poco putón, intento ser práctico.
Hola ¿estás sola? me parece una forma valiente de Icíar Bollaín para iniciarse como directora. La línea en este tipo de comedias para caer en el bodrio absoluto es muy delgada, pero esta me parece una película que cumple con creces. Una historia desenfadada y cargada de personajes pintorescos que hacen un buen equilibrio y acompañan a las protagonistas en su viaje a ‘hacerse ricas’. Candela Peña, sin ser la intención, creo, se convierte en el centro de atención con su interpretación y se come a su compañera Silke. Si bien a veces resulta tan recargada que parece una sitcom. De todas maneras, lo que más echo en falta es una estructura en la trama, llega un punto que me aburro de tanto sketch y esperaba que ocurriera algo que pudiera elevar la película, pero lo cierto es que cuando se pone más seria defrauda. Quizás el punto más débil es no lograr ese contrapunto que te conecte más a los personajes.
Dicho todo esto, me ha resultado una película amena y divertida que creo que exprime al máximo su corto presupuesto.
Mi escena favorita es el viaje en coche robado a lomos del tren al más puro estilo road movie.
Me gustan estas películas donde parece que no pasa nada pero, muy en el fondo, tras esas conversaciones, pasan muchas cosas.
Me gustan, además, porque siempre te dan espacio para pensar, como si estuvieras en un bar escuchando la conversación de dos desconocidos mientras te tomas un café y asientes cuando te gusta algo que escuchas.
Esta peli es de esas, es de Icíar Bollaín pero también podría ser de Jonás Trueba, porque mientras en la superficie vemos a las dos protagonistas dando tumbos, muy en el fondo nos están hablando de unos afectos que faltan, de unos silencios nunca rotos y del laberinto en el que se convierte a veces la vida.
Mientras veía la película, me daba cuenta de lo fácil que era antes marcharse. Cogías tus cosas, no dejabas una nota de despedida y hasta nunca. No había redes, no había móviles ni tampoco whatsapps. Tampoco, supongo, sabían lo que era el ghosting, pero cuántas personas rotas y cuantos recuerdos perdidos en la memoria de nuestros padres y abuelos.
Una joven Candela Peña se come la pantalla a bocados, pero me he quedado alucinando con reconocer a “la chica”, la protagonista. Parece que Icíar Bollaín, al no darle un nombre, fue un poco pitonisa con ella. Navegando en internet he encontrado que su nombre es Silke, que fue una actriz emergente de los noventa y que ahora, lejos de los focos y tras una juventud perdida por una fama que nunca quiso, vende joyas en Ibiza.
A veces, las pequeñas historias cuentan mucho más de lo que imaginamos.
Y esta película es una de esas veces.