Tzu-Hui Peng y Ping-Wen Wang (2023)
El debut en la codirección de Peng Tzu-Hui y Ping-Wen Wang se llevó la concha a la mejor dirección en San Sebastián. Una sección oficial que, este año, después de haber visto gran parte, me parece bastante ligera y sin apenas películas arriesgadas o demasiado intensas.
Con Chun Xing, encontramos una obra contemplativa con largas escenas que invitan a la contemplación de la pantalla y si me apuras más allá, pues el encuadre estaba mal en la sala. Vemos la rigurosa descripción de la vida en pareja de un matrimonio con carácter bastante agrio. Posteriormente, asistiremos al duelo y la soledad del marido. En 90 minutos, a través de un puñado de escenas, podemos cartografiar en nuestra cabeza un mapa perfecto de la cotidianidad de sus vidas. A veces, algunos hechos suceden en segundo plano, lo que te obliga a fijarte en el fondo.
Me pasa que encuentro una película con una historia bien contada, pero que me aburre enormemente. Todo encaja perfectamente y creo que la dirección cumple con su objetivo, pero no encontré la sensibilidad o paciencia suficientes para apreciarla. Cualquier historia puede ser interesante y no considero que tengan que pasar muchas cosas para que me guste una película, pero esta me produce desinterés desde el comienzo.