Sean Baker (2017)
Como llego tarde a mi propia recomendación (mil disculpas) ya he leído vuestras criticas y lo primero que quiero decir es que lo de los tonos pastel de la película a mi no me han sorprendido ni para bien ni para mal, me parece curioso que haya sido una de las cosas mas comentadas y ademas con diversidad de opiniones. A mi la verdad es que me deja bastante indiferente, no me parece una estética sobresaliente pero si resultona.
La figura que encarna William Defoe se erige como la mas humana pero analizando un poco lo que nos muestra la película no tiene nada que envidiar; una persona que pasa la mayor parte o todo el tiempo en un trabajo que cuesta pensar que pueda completar a alguien para ganar un sueldo que se intuye bajo y que deja entrever que su paternidad y gestos son para la comunidad y paradojicamente nulos con su hijo. En cambio en la protagonista se pueden ver actos moralmente condenables pero que no se pueden separar de sus circunstancias y falta de oportunidades. Personaje que se resigna a someterse dócilmente a la explotación en una cadena de restaurantes por unos dolares, como su amiga, y que recurre a otros menesteres no menos humillantes a cambio del dólar justo que dice que cuesta la comida preparada. Sin entrar a debatir moralmente todos estos hechos lo que queda claro y expone de forma sensacional la película es a esa parte de la población, en este caso estadounidense, que pertenece al sistema pero no se siente cómodo en él ni recibe unas condiciones justas de este ni de sus conciudadanos.
Y por ultimo los niños, ay los niños! Es la mirada inocente que nos conduce a traces del film y que enumera las injusticias y carencias de nuestro sistema. Decir que los niños no son conscientes me parece completamente falso, si bien no tienen la capacidad de explicarlo o razonarlo perciben las situaciones de la misma manera y deja constancia de ello en una escena totalmente representativa en la que Moonie explica que siempre sabe cuando un adulto esta a punto de llorar. Las interpretaciones son fantásticas hasta el punto que te hace plantearte si se puede considerar realmente actuar y no han pasado en cierto sentido por la situación que les plantea la película. ¿Hasta que punto es moral que unos niños ejerzan una profesión? ¿ si no tienen edad para cobrar por su trabajo lo tienen para elegir si quieren realizarlo?
The Florida Project pone el acento y la mirada en la infancia –donde los problemas no se ven tan grandes y la tristeza se desvanece rápido- para relatar el mundo que les rodea y la vida adulta de las minorías. Es lo bastante fresca como para que no parezca todo lo dura que puede llegar a ser.
Todo ello se transmite a través de tono costumbrista, la película no juzga a sus personajes pero sí que nos presenta sin tapujos toda esa marginalidad de los “expulsados” del maravilloso y falso sueño americano. Otro punto positivo, en cuanto al tono, es que no es nada moralista, lacrimógeno ni condescendiente y considero que esto lo hace con el fin de crear empatía.
La frescura de la que hablo unas líneas más arriba nos la transmite los personajes que deriva en una libertad engañosa debido a las circunstancias. Mi personaje favorito es Willem Dafoe que, pese a esa fachada que muestra, resulta ser una persona llena de humanidad.
Su director maneja con maestría la historia, que en un principio parece no tener un camino definido más que el mostrar la infancia, pero va mucho más allá. Aquí puede que esté el pequeño fallo –diminuto- de la película: su comienzo. No sé si me ha pasado solo a mí pero al principio me di cuenta de que me iba a costar meterme en este mundo lleno de colores pop aunque una vez pasada esa barrera la historia y los personajes te atrapan.
Me he pasado tres cuartos de la peli deseando escribir sobre la pereza que me dan los niños, sobre lo cansinos que son y lo odiosos que pueden llegar a ser. Pero al terminar, a quien odio realmente, es a los adultos. Les odio por permitir que tantas y tantos niños pasen por estas situaciones. No es justo. Y odio a la sociedad por tener a parte de ella excluida, arrinconada y sin posibilidades reales de prosperar.
¿Y qué puedo hacer yo? Lo único que me queda es bajarme la aplicación de Operación Triunfo y salvar a Nick, que además de no tener familia, le hacen el vacío en la academia.
¡¿ES QUE NADIE VA A PENSAR EN LOS NIÑOS?!
Tengo que confesar que aunque se me haga un poco pesado tanto metraje con críos correteando y haciendo travesuras, me parece una propuesta original el hacer una película tan adulta con niños de protagonistas. Es un punto de vista al que no estamos acostumbrados (e igual no vendría mal tenerlo más a menudo) y que nos da la oportunidad de ver la realidad de una forma más pura en sus momentos buenos y, sobre todo, más desgarradora en los malos.
El último tramo de la película a través de los ojos de Moonee me parece durísimo y que justifica totalmente la primera hora y media de peli que a mi, francamente, me ha aburrido bastante. Ver como la niña empieza a atar cabos poco a poco hasta darse cuenta de lo que está pasando es de lo más duro que se ha visto en este club.
Al margen de eso, esa temática con tonos pastel me causa muchísimo rechazo. No puedo evitarlo, por mucho simbolismo que pueda tener, me da pereza. La misma pereza que me dan esas zonas donde se desarrolla la película, en tierra de nadie entre autopistas, gasolineras y moteles.
Por último diré que no me ha convencido nada la escena final en la que las dos niñas salen corriendo al parque de atracciones. Me parece forzadísima y me saca completamente del momento tan potente en el que ella se pone a llorar al intentar explicárselo a su amiga. Anticlimático.
Hay que rendirse ante esa capa de colores pastel que tiene The Florida Project, es obnubilante.
Aquí van las muchas pequeñas y grandes cosas de esta película que me flipan:
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En serio, esos colores. El hotel. Los grandes planos generales de supermercados, heladerías. Las secuencias más o menos largas de niñxs correteando.
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El tema, claro.
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Florida, la metáfora de Disney siempre presente. La gente que ni siquiera puede permitirse vivir en una casa. Ay, el capitalismo.
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Lo cotidiano, lo natural, lo bello.
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Lo que es la vida misma en la infancia. Una película en la que no ves lo que les sucede a lxs adultxs por sí mismos, sino siempre a través de los ojos de Mooney y demás. Excepto Bobby. Bobby, el mejor.
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William Dafoe: Como dijo una vez mi padre, ese hombre tan feo que es guapo. Eso solo se puede decir de él y de Rossy de Palma. En fin, que Bobby es un personaje que te atrapa, de esa buena gente. Sencillo y cuidador.
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Halley: Podemos debatir si es buena madre o no, pero creo que no es lo que pretende la película. ¿Habéis visto a alguien que se lo pase mejor con su hija? Dad dinero y oportunidades a la gente que no los tiene y veremos cómo cambia la historia. Aquí lo único que mantiene cuerda a Halley es su hija.
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Lxs niñxs: Está perfectamente recreada la vida de los niños y niñas, que no dejan de serlo a pesar de las circunstancias que les rodean. Me suelen causar contradicción los menores actuando, pues nunca sabes si son ellos mismos o realmente están haciendo un papel. En este caso, además, me descargué la película y varios extras (por eso pesaba tanto…) y me llamó mucho la atención que en la escena final en la que Mooney llora, al decir el director “corten”, la niña siguió llorando desconsolada y tuvo que acudir el equipo a cogerla en brazos. ¿Eso es actuar? En cualquier caso, un gran final. Mooney es una niña durante toda la película, pero es que ahí se ve tan claro…
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Los recuerdos que me ha traído.
Lo mejor:
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“Guess what. I went to the hospital one time”
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“Yeah mom, you’re a disgrace”
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El momento en que Halley le hace una foto a Mooney con el fuego detrás. Gran meme.
Lo peor: Reconozco que en este segundo visionado nada me ha pillado por sorpresa y eso ha perdido un poco la magia. Qué pena no verla nunca más por primera vez.
Te gustará si te gusta: colarte en los parques de atracciones, compartir helado y babas, el club de los mentirosos de Mary Karr, el club disney, el arcoiris, el solecito veraniego, comprar en el top manta.
Me ha gustado. Sean Baker dibuja una realidad deprimente y enervante aderezada con una atmósfera colorida y optimista, donde la negligencia de una madre irresponsable, imprudente y sobrepasada por la vida, que lucha para salir a flote frente a la precariedad de una realidad decadente, queda totalmente eclipsada frente al optimismo e ingenuidad de una vivaz niña de 6 años totalmente inmune a la verdad que le rodea. Y es que este contraste de una historia aciaga y depresiva frente a la alegría de una cría de 6 años esta muy bien conseguida. Ambientes coloridos y luminosos, risas y juegos, helados y gofres, todo conceptos y entornos optimistas que reflejan las vivencias de una niña ajena de la situación de la que es protagonista. Al fin y al cabo, un niño siempre será un niño.
Interesante como refleja la confrontación de estas concepciones, pero esto no hace que la película deje de ser predecible y tenga poco que contar. Película ligera y en ocasiones algo repetitiva donde el final no logró cautivarme. Aunque me haya gustado no la volvería a ver.
Retrato de la marginalidad que se vive en los moteles de los Estados Unidos, donde parte de la sociedad trata de sobrevivir al margen del resto. Lugares en los que existe una amalgama de personas y situaciones que a menudo se trata de esconder y quedan destinados al olvido por parte del resto de la sociedad.
Bien, ya tenemos el contexto de la cinta. A partir de ahí, a mí se me hizo muy pesada. Una vez pasamos la primera hora, el resto consiste en una repetición de las mismas situaciones en distintas escenas. Quizás si en vez de un largometraje se hubiera traducido en un corto, estaríamos ante una obra mucho más efectiva.
Por otro lado, destaca enormemente la actuación de la niña protagonista, Moone, perfectamente interpretada por Brooklyn Prince. Es de destacar la enorme naturalidad con la que la vemos durante toda la película, desde el tour inicial a su nueva amiga, hasta los ratos de diversión y el drama final. Solamente chirría la escena en el árbol con el comentario filosófico.
Así mismo, dentro de este universo independiente encontramos la figura de Willem Dafoe dando vida al conserje del motel, una especie de hombre para todo que igual te echa a un tío que no ha pagado, que le tapa las tetas a la vecina en la piscina o te expulsa a un pederasta que trata de aprovecharse de la soledad en la que a menudo se encuentran los niños en estos moteles. Una actuación que junto con la de Brooklyn son las dos únicas razones que he encontrado para que el visionado de esta película no haya sido en balde.
Awesome post! Keep up the great work! 🙂