Justin Benson y Aaron Moorhead (2017)
Benson y Moorhead vuelven escribiendo, dirigiendo y esta vez también protagonizando su propia película. Y pese a que los medios siguen siendo escasos y hay apartados que chirrían un poco como la iluminación o las propias actuaciones de ambos, a mi me ha gustado.
Me encanta ese rollito Get out en el que, pese a no ver nada preocupante, sabes que algo raro hay en el ambiente y poco a poco vas intuyendo lo que es. En este caso lo que parecía una “simple” secta al final se torna en un entramado de bucles temporales repartidos por zonas cercanas. Viajes temporales y escape rooms, todo lo que me gusta.
La idea es curiosa aunque no sé cómo de bien se sostendría si se analizara minuciosamente. Pero lo mejor es que cuando parece que ya está todo dicho y podría empezar a hacerse pesada, llega esa conexión con Resolution que te inyecta otra dosis de novedad y de curiosidad por entender qué coño está pasando ahí. Resulta que el ente que puteaba a los dos amigos en la primera peli es el mismo que se dedica a crear burbujas temporales para su divertimento. Me gusta a mi un universo compartido.
Sabía que algunas de las películas de estos dos tenían algún guiño entre sí, pero no me imaginaba una relación tan directa. Me dieron ganas de revisionar Resolution, pero al final me conformé con ver algún video de Youtube en el que explicaban la conexión entre ambas (siempre hay gente que a todo le encuentra una explicación o un significado).
Deseando estoy de ver si siguen conectando sus siguientes pelis a través de ese monstruo que se dedica a hacer fotos y videos de la pobre gente que va atrapando.
Endless, efectivamente. No soy yo una persona scifi, especialmente cuando me intentan vender viajes en el tiempo con una atmósfera que se vuelve borrosa en cuanto se atraviesan unos palos. Yo con lo de tener tres lunas, una pelota que nunca baja y una secta tenía más que suficiente.
Debo reconocer, en cambio, que los directores son muy buenos creando atmósferas (segunda vez que utilizo esta palabra hoy). Las tres películas suyas que llevamos tienen un sello concreto, y no me sorprende que Marvel les contactara para hacer una serie que además era oscura de cojones. En Endless, las dos frases que dan pie a las primeras imágenes sitúan al espectador y de hecho casi que cuentan el final (lo de que los hermanos solo se dicen buenas palabras al borde de la muerte).
La parte que más me ha interesado es la de la secta, incluido el misterio de si tienen cuarenta años o no. Es interesante ver cómo un niño que fue feliz entre gente delulu (e incapaces de explicar nada) no ha sabido ubicarse en la vida y anhela constantemente el sentido de pertenencia, solo siendo capaz de retomarlo una vez de vuelta en la misma secta. Y la contraparte de Justin, que tiene que aguantar al pesado de su hermano recriminándole que le sacara de ahí. A favor de que fuera contando que estaban castrados.
Luego ya la trama intenta irse por el terror y la ciencia ficción y ahí es donde me pierde. Y me pierde porque me da igual. De hecho estaba aburridísima cuando de repente… ¡¡Resolution!! Golpe de efecto, qué satisfactorio es haberla visto hace unos meses en este mismo club del cine, qué bonito cuando se unen varias películas e intentar recordar cómo encajaba la trama original con la nueva que se entremezcla. Y menos mal que la vimos, porque para quien no lo haya hecho creo que esta parte de Endless no tiene ningún sentido y seguro que te deja totalmente perdida.
Por añadir, la cerveza tenía pinta de estar malísima.
Tras llevarme una muy agradable sorpresa con Resolution tenía ganas de ver The Endless. No puedo decir que me haya causado la misma impresión. Mi sensación es que se podría haber hecho lo mismo con menos, o dicho de otra forma, se podría haber hecho mucho más con lo que se tenía (Rajoy vibes estas frases, eh).
Valoro positivamente la valentía y la originalidad de Justin Benson y Aaron Moorhead, pero tengo la sensación que la propuesta se ve eclipsada por sus ganas de sorprender. Ese juego de tempos que tan bien salió en Resolution aquí se ha ido de madre y de tanto cocinar a fuego lento se ha quemado la olla.
Lo más destacable es el buen funcionamiento de un reparto semi desconocido que no se arruga ante el reto de llevar el peso de la trama durante buena parte de la película.
Quizás de no tener un referente anterior con el que comparar dentro de este mundillo compartido, me habría parecido una muy defendible película de ciencia ficción. No obstante, sabiendo después de verla de dónde veníamos, no puedo evitar pensar que podríamos haber tenido más.