Lana Wilson (2020)
Mi relación con Taylor Swift es más bien escasa. Conozco sus temas míticos, me salen videos suyos en tiktok de vez en cuando y me he reído con Jess cantando sus canciones.
A la que sí sigo y admiro es a Zahara, que ha contado muchas veces cómo este documental le ayudó a salir de la mierda en la que estaba al no poder dar conciertos durante la pandemia, por eso de basar toda su felicidad en el aplauso de los demás. Ese fue el punto de partida de su disco Puta, en donde habla de su pasado más oscuro (abusos, trastornos alimenticios, etc.), con canción dedicada a Taylor incluida.
Esa es la razón por la que estaba interesado en este documental y ,la verdad, me ha decepcionado bastante. Igual tenía las expectativas demasiado altas, pero me da la sensación de que apenas profundiza en los temas más importantes. Supongo que es lo que hay viniendo de Netflix: tiene que ser algo ligerito.
Incluso en muchos casos da la sensación de que la forma de contar las cosas afecta para mal a la imagen de ella. Por ejemplo en el momento en que decide hacer pública su opinión política (algo que no solo me parece bien, sino casi imprescindible para ser un buen artista). Por la forma en que lo muestran, en vez de ser un momento empoderador, parece más un capricho de una niña pija, subiendo un tweet desde su mansión rodeada de sus asistentes y alucinando según presiona la pantalla. Otro ejemplo es la polémica con Kanye West, que tiene bastante más chicha de la que enseñan, para el que quiere investigar por su cuenta.
Durante todo el documental he tenido esa sensación de que la narrativa no ayudaba mucho al relato, incluso haciéndolo un poco confuso con algunos saltos temporales un poco aleatorios.
Pero que quede claro, mi suspenso es para el documental. Taylor me parece una jefaza. Como artista es top y no creo que haya ningún debate, más allá de ser una diva del pop y tener auténticos himnos, si te pones a bucear por su discografía tiene temazos con letras buenísimas. Como persona obviamente no puedo decir mucho, pero me genera buenas vibras y en sus apariciones públicas parece confirmarlo. Y las cosas de niña pava, que también las tiene o las tenía, se le perdonan porque a ver quien es capaz de convertirse en un adulto funcional siendo una estrella mundial desde los 16 años y soportando todo lo que implica.
Para terminar os recomiendo Midnight, el disco que sacó el año pasado y que realmente es el único que he escuchado bastantes veces.
Ni chicha ni limoná. Ni el formato ni el contenido son nada especiales, y a los que no somos fans de Taylor Swift nos pasa un poco de refilón. Y eso que he intentado varias veces que me guste, pero nada. Me da pena no estar en el carro de las swifties y no unirme a decir “estoy en my reputation era” (y eso que me he esforzado viendo vídeos de Youtube en los que se escudriñan los mil mensajes ocultos y envenenados que deja en cada videoclip 🐍🐍). Pillo las referencias básicas porque estoy en el carro del internet de los millennials y porque sus memes son bastante buenos, pero no mucho más.
Como aspecto positivo, es cierto que el documental me ha generado muchas contradicciones, que ya es algo. Lo termino y no puedo decidir si Taylor me ha caído bien o mal, que es lo que te lo pide el cuerpo durante todo el visionado. Es su imagen de niña rubia perfecta lo que me echa para atrás, eso y que su trayectoria hacia mujer fuerte y con personalidad política me parece que tiene cero proeza. Podrían haber entrado en temas complejos como el de sus problemas con su físico y su autoestima, pero solo se comenta en su jet privado y acariciando un gatito. No puedo empatizar así.
A veces me compadezco de los ricos y asumo que también tienen derecho a la tristeza pero se me pasa cuando veo los ojos vidriosos de Taylor Swift porque no ha conseguido nominaciones a los Grammy, o cuando llega en una carroza plateada a unos MTV Awards. Sé que este documental pretende que la veamos emocionada componiendo y admirando lo lejos que ha llegado, pero es que no me emocionan los ricos. Sí, otra contradicción es que es triste que su vida la controlen otras personas y que no tenga una hora libre (gran momento cuando dice que tiene hasta el 2020 planificado… ay cariña no sabes lo que llegó en 2020), pero no me da pena que tenga reuniones en despachos con jefes que no aplauden porque saque nuevo disco. Tía, eres Taylor Swift, puedes hacer lo que te dé la gana.
Cosas por las que Taylor sí:
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Tiene un poco de chepa, y eso es lo único que la hace ¿imperfecta? a ojos de la normatividad física
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Ha perdido cualquier vergüenza propia al componer esas letras.
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La Taylor country.
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Salió bastante airosa de ese momento en el que un fan le pide matrimonio a su novia delante de ella. Pero también me da pena que el documental se ría de ellos.
Cosas por las que Taylor no:
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Kanye West es un misógino fascista narcisista repulsivo, pero tenía razón en una cosa: Single ladies era uno de los mejores videoclips de la historia. Y que Taylor Swift haya explotado ese momento de su carrera durante una década simplemente ha sido saber girar la rueda del capitalismo hacia su favor.
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El documental que había que ver era el de las Dixie Chicks.
Quién soy yo para juzgar a Taylor Swift, la verdad, que estoy aquí tumbada con una mantita mientras escribo esta crítica. Que sea feliz la muchacha, de veras espero que lo consiga. Solo una cosa más:
🐍I would very much like to be excluded from this narrative.
La verdad es que me ha sorprendido no encontrarme en algún momento de Miss Americana con un cartel de “emplazamiento publicitario” arriba a la derecha. Porque eso es lo que he entendido yo de esta película.
El personaje, la cantante, la mujer, Taylor Swift, nunca me había motivado mucho, pero lo cierto es que tras ver este biopic, la cosa no ha mejorado. Empatizo con ella en ese momento en el que el imbécil de Kanye West tiene que ser el más chulo del barrio y arrebatarle su momento de gloria, pero tras eso, y hasta el final del documental, lo único que me deja claro este relato es que me falta una parte de la historia: una razón que me lleve a entender por qué esta chica ha sido tan odiada.
La parte final, donde ella misma da a entender que cedió durante mucho tiempo a la presión de ser quien querían que fuera, me parece lo único salvable. Eso y su “enfrentamiento” con Trump.
La hora y media de metraje se me ha hecho larguísima.
Ya vi en su momento este documental, y terminé con la sensación de que Taylor Swift es maravillosa y el documental en sí bastante entretenido (ella cotilla amante de cualquier documental biográfico siempre, y si es de una pop star más). Este segundo visionado me ha hecho cambiar un poco de opinión.
En primer lugar tengo que decir que protagonizar un documental sobre tu vida rondando los 30 me da un poco de rabia a la par que le da a todo un tufillo de repelencia considerable (se estrenó en 2020, ergo se grabó durante 2019, año en que Taylor cumplía la treintena). Así que mi predisposición no era tan amable como cuando veo un documental de alguien de 80 años o que está muerto.
Por otro lado, me parece que tiene bastante mérito hacer un documental sobre Taylor Swift sin poder usar ninguna de las canciones que la cantante publicó desde el comienzo de su carrera hasta 2017. Quizá si hubiera sonado alguno de sus temazos (que los tiene) de fondo, me hubiera gustado más (o me hubiera distraído más del fondo del documental porque me hubiera dedicado a cantar).
Dicho lo cual, en términos generales me ha parecido un poco aburrido (quizá porque lo tenía más o menos reciente, puede ser). Creo que me sobran muchos minutos de ella misma ideando/componiendo/escribiendo/grabando las canciones de su nuevo disco (ella sola, ella con productor, ella con el cantante ya no tan emo de Panic! at the disco…). Esas escenas me resultan repetitivas y pesadas (ya sabemos que eres la creadora de toda tu música, Taylor).
Además, no le veo un hilo conductor coherente que enganche, salta de tema en tema sin sentido aparente y creo que ahí le falta algo que vaya uniendo las entrevistas, imágenes, etc. También me faltan imágenes tipo entrevista, de ella y de su entorno. La cámara sigue a Taylor y ella habla al aire, nunca a nosotras. Imagino que esto es así para darle más naturalidad, pero yo soy fan del modo entrevista/declaraciones así que en este aspecto tampoco me ha gustado.
En cuanto a lo que el documental me hace sentir respecto a la cantante, voy de un extremo a otro con todo:
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Paso todo el rato de la pereza por su perfeccionismo y tesón por el trabajo (desde bien pequeñita), a la ternurita por todo ese acoso recibido en medios y redes, su TCA, el episodio de abuso sexual por parte de un locutor de radio… (vivir todo esto en tus 20’s fácil no tiene que ser, por mucho que viajes en jet).
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Esa evolución en cuanto a sus opiniones políticas me parece frívola (por favor la nueva Rosa Parks por publicar un twit) a la par que me hace sentir orgullosa (esa discusión con su padre, muy simbólica).
En conclusión, no me ha encantado pero no está mal para una tarde tonta de domingo. Le pongo 3 estrellas porque nunca viene mal recordar el asco profundo que dan Kanye West y los pseudomedios de los asquerosos United States of America.