Jacques Audiard (2018)
Hay muy pocas cosas mal hechas en esta película. El nivel en cada una de sus facetas es muy notable y acompaña de una serie de detalles que la hacen recomendable. El reparto es fantástico y no defrauda. Con una ristra de actores top y consagrados que están brillantes y un Ahmed que empieza a colarse en muchas pelis del club del cine, me encanta. Toda la dirección artística me parece buenísima con un nivel de detalle que muestra la calidad. Me parecen totales las escenas cepillándose los dientes o como flipan con llegar a una ciudad y por una vez no ser el centro de atención. El desarrollo de los personajes es también uno de los puntos fuertes, consigue ahondar en la personalidad de cada uno de ellos y ayuda a comprender a estos cowboys del lejano oeste. Y las escenas de acción son también algo que te tragas con gusto.
Si bien la historia no es nada del otro mundo y la gracia es seguir las relaciones entre los personajes hubo varias giros para bien y para mal. La muerte de Morris y su compañero fue algo inesperado y por primera vez me encontré con unos minutos a partir de ahí que me parecía que no tenían demasiado sentido o que perdían interés. Pero dieron paso a mi escena favorita: el reencuentro con la madre. Disfrute como si fuera unos de ellos la vuelta al hogar, la sensación de regresar de un largo camino y encontrarte algo conocido y seguro aun dejando de lado todo lo malo que también hubo.
La vi en el Festival de San Sebastián de 2018 porque fui una de esas desgraciadas que no consiguieron el pase para ‘Roma’ de Cuarón, la otra alternativa era Jacques Audiard. Así que ahí estábamos yo y un puñado de personas con los ánimos destrozados porque si ese año no veías ‘Roma’ te quedabas fuera de las conversaciones cinéfilas. No recordaba NADA de ese visionado, le había puesto un siete en FilmAffinity así que este pseudowestern no podía estar mal.
¿Ha llegado hoy a ese 7? Sí y no. Más bien es un seis. Ayer terminé de verla y no le encuentro fallos. La trama está bien, la fotografía es correcta, paisajes dignos de la historia, actores a la altura de su fama y, entonces, ¿Qué pasa? No empatizo. Es una historia que pasa por mí sin dejar huella así que supongo que por eso la olvidé.
De los hermanos destacó el tratamiento del personaje de Reilly con ese retrato alejado del común tipo del oeste. Del tándem Ahmed-Gyllenhaal fue una sorpresa la muerte de ambos aunque dentro del relato encaja, no olvidemos que los verdaderos protagonistas son los hermanos.
Y el final con ese detalle intimista, ambos regresando con su madre, dignificando así al villano denota el cambio en el género western que se lleva viendo desde ‘Sin perdón’ de Eastwood.
Pd: la gran sorpresa ha sido enterarme de que está rodada, casi en su totalidad, en España.
Por alguna razón (supongo que gran parte es la estética) todos los western me causan rechazo de primeras. Es curioso porque luego, a la hora de verlos, suelen gustarme. En este caso me ha pasado precisamente eso: cierta pereza cuando la he empezado a ver, que ha evolucionado en interés al ver que la trama era algo más que duelos de pistolas.
Creo firmemente que las buenas historias son las que están centradas en los personajes, en sus relaciones, sus vivencias y sus sentimientos. Esta película me parece un buen ejemplo de esto, con cuatro protagonistas bien escritos, desarrollados y con una evolución creíble. Temas como la familia, el perdón o incluso los cuidados se tratan sutilmente con los hermanos Sisters, sus conversaciones y sus actos durante su viaje. Entre ellos, John Morris y Warm logran crear una pequeña comunidad en la que no hay personajes blancos o negros, si no que puedes empatizar con todos ellos en alguna situación. Incluso acaban ofreciéndose una esperanza y un futuro que ya no tenían.
Y todo esto lo consigue de una forma natural, sin que se resienta el ritmo de la película. Gracias en parte también a la forma en la que esta contada la historia, alternando entre ambos grupos hasta que los hermanos consiguen darles caza. Si hay alguna pega que ponerle, diría que precisamente a partir de ese tramo (concretamente la escena del oro) decae el ritmo y mi interés en lo que empieza a ocurrir. Algún tiroteo innecesario (supongo que para cumplir la cuota de western) y un final que, pese a no ser malo, se hace un poco largo y pesado.
Veinte minutitos menos de película y hubiera tenido mis 4 estrellas, que seguramente es lo máximo a lo que aspire una de este tipo.
Un buen ejemplo de cómo con una historia sencilla con pocos elementos (buscadores de oro, ambición y utopías) puedes tener a la audiencia atrapada durante dos horas, mis dieses. La película está muy bien ambientada en la época de la fiebre del oro, como en Colmillo Blanco (blast from the past). Los actores están todos on point y toda la técnica foto vestuario y arte está muy cuidados destacan durante toda la película nada de cartón piedra y digitalizaciones cutres, se agradece. Al minuto ya sabes que estás frente a una buena película.
El vaquero interpretado por Joaquín Phoenix me recuerda al típico trabajador de consultora treintañero que es muy bueno en lo suyo y aunque lo que hace está acabando con él está enganchadisimo. El personaje es incapaz de dar un paso atrás y ver las posibilidades que le ofrece su hermano de un cambio de vida.
Otro punto a destacar son las secuencias de acción: propias del western clásico que tienen la duración justa, es decir muy poca, para no aburrir. No es un western baratucho de telemadrid que son básicamente una sesión de tiros y especialistas cayéndose sin diálogos y personajes planos. La trama y los diálogos invitan a un poco de reflexión. Aprovechan las localizaciones y los paisajes con bastante acierto, en fin, se nota que se lo han currado.
Que me gustó vaya cuatro tenedores.