Damien Chazelle (2016)
Hay una cosa que no me gusta de La la land y es ese discurso que subyace en toda la peli de “persigue tu sueño y triunfarás”, “haz de tu pasión tu trabajo” y demás charlatanería motivacional.
¿Pero el resto? El resto es lo puto más.
Por fin una pelicula que no nos cuenta la historia de amor como si fuéramos niños. La historia de Sebastian y Mia es genial desde el corte de manga que le hace ella en la autopista hasta la sonrisa de despedida en el Seb’s.
Mira que me he metido con Ryan Gosling y su inexpresividad, pero me parece que aquí está realmente gracioso en ese papel de músico enfadado con el mundo. Y Emma Stone (que parece que lleva un filtro de instagram de los que te hacen los ojos más grandes) también hace un papelón, además de tener también esos puntos cómicos, como los castings cutres a los que se presenta. En general me parece que hacen buena pareja, especialmente divertida en los momentos iniciales cuando se llevan regular.
No se ni que momentos destacar porque es que la peli no tiene desperdicio: el momento “I ran” en la fiesta en la que él está tocando con la banda cutre de motivaos, el momento buscando el coche despues de la fiesta, las primeras citas en las que se conocen (los sets de rodaje, el cine y hasta me regalan una visita por el museo de física). Joder, si hasta consigue que me interese el jazz durante un rato con esas chapas apasionadas.
Y eso es solo en la primera mitad de la peli, la parte digamos feliz.
Luego llega LA discusión (fácil la que más me ha impactado en una película junto a la de Marriage story) y el decaimiento de la pareja y de ellos a nivel individual. Me parece una escena realmente dura de ver, como empieza como algo alegre en una cena sorpresa y va enfangándose hasta prácticamente romper su relación. Es triste de ver pero al final, visto con perspectiva, no sólo es el punto de inflexión en la relación, sino también en su trayectoria profesional (que al final es lo que realmente les importaba y de lo que va la película). Es en este momento cuando Mia le hace recordar su verdadero objetivo de abrir un club y olvidare de los focos. Y un poc más adelante es él el que le da ese impulso para conseguir el papel en la película. Es verdad que no acaban juntos y duele un poco, pero ambos se ayudan mutuamente a llegar a donde querían, y eso es bonito. Además son conscientes de ello.
Pero si por algún casual te había dejado un buen sabor de boca pese a todo, ya se encargan de destrozarte con ESE FINAL que ya es historia del cine. Demoledor el what if que nos proponen. Donde más duele.
¿Y las canciones? ¿Por que no hablas de ellas, Enrique?
La verdad es que no puedo destacar ninguna porque todo son temazos. Todas lo son, os lo juro. A mi me gusta especialmente la del casting de Mia, pero puedes elegir cualquiera, que ya son todo clásicos: City of stars, Another day of Sun, A lovely night… Tal vez la única que chirría es la que toca Seb en directo con su nuevo grupo, pero es que precisamente el objetivo es que la odiemos. Vuelve al jazz, Seb. Tócala otra vez, Sam. Que se me había olvidado que hacen un par de referencias a Casablanca. Qué bien oye, que ahora entiendo la referencia a la ventana del decorado. Si es que se amortiza solo esto de El club del cine.
Vivan los musicales. Viva La la land. Hasta el título es genial.
La La Land es un claro ejemplo de lo que puede hacer hoy en dia Hollywood, con cualquier género, cuando pone el mismo dinero encima de la mesa que para una película de Spiderman. Es una película que odio profundamente, aun así intentaré ser ecuánime. Spoiler alert: nada de eso.
La película se basa en dos historias nostálgicas con sendos protagonistas empeñados en vivir historias de cuento de hadas que ya no existen: por un lado La Mia (Emma Stone), ella quiere ser una Old Fashioned Hollywood Star y luego tenemos a El Sebastian (Ryan Gosling) un pureta jazz que colecciona taburetes y conduce un coche viejo sin seguro. Sobredosis de barras, estrellas e ideología neoliberal durante todo el metraje. Creo que por mucha carga que se le dé a la relación de pareja y a las frustraciones personales de ambos se queda todo vacío. Además, se pasaron de azúcar, quedan todo algo infantiloide. Luego ese final de “y lo que pudo haber sido” mátame camión que se acabe este sufrimiento.
Dicho esto, está hecha con lo mejor de lo mejor y se nota. Los números musicales y las canciones están muy bien todas con su temática y demás, supongo que Jaime Altozano habrá hecho algo al respecto (ni lo sé ni me importa). La dirección artística de diez.
En resumen un musical demasiado USA, edulcorado y poca chicha. A la crítica le gustó mucho (insertar aquí GIF de mono bebiéndose su propio meado)
Damien Chazelle consiguió cautivarme en 2014 con la fantástica Whiplash, donde un colosal J.K. Simmons torturaba psicológicamente a un estudiante de percusión hasta llevarle a límites insospechados. Es por ello que tenía grandes esperanzas puestas en La La Land, que se vieron totalmente cubiertas después de verla en el cine. Tras verla una segunda vez puedo decir que nada ha cambiado, sigue siendo una obra maestra.
Mucha gente considera exagerado tildar esta peli de obra maestra, pero solo hace falta ver los primeros seis minutos de película, rodados en un plano secuencia absolutamente brillante, para entender que hay un oficio tremendo detrás de esa cámara. Y esto lo dice alguien a quien no le gustan los musicales.
La La Land no son solo dos horas de buenas canciones que cuentan una historia realmente creíble y emocionante (¿a quién no se le queda grabada durante semanas City of Stars depués de la primera escucha?). Es un guión que desarrolla dos personajes fabulosos, totalmente contrapuestos, que aprendemos a querer desde sus primeras apariciones, y que no podemos dejar de imaginarnos juntos para siempre. Es una de las historias de amor más sinceras y bonitas que nos ha dado el cine. Son dos actores hechos para ese papel (Chazelle ofreció los roles a Miles Teller y a Emma Watson en primer lugar, pero, por suerte para el cine, no les pareció suficiente dinero y lo rechazaron), que parece que han bailado y cantado durante toda su vida. Es un final tan perfecto, y a la vez desgarrador, que te deja una sonrisa y un nudo en el estómago. Es sencillamente cine con mayúsculas, La La Land representa todo aquello para lo que el cine fue creado.
No quiero terminar esta crítica sin resaltar algunas cosas:
- Emma Stone está prodigiosa en la que es sin duda su mejor interpretación (y no son pocas). Pocas veces alguien ha expresado tantísimo en cada una de sus escenas.
- La banda sonora y la dirección artísticas. Es excelente, cada canción y coreografía son magia para los ojos y los oídos, y repito que lo dice alguien que suele detestar los musicales.
- Todavía siento indignación cuando pienso que el Óscar a la mejor película de ese año lo ganó Moonlight. Una buena película pero que dentro de 15 años nadie recordará, a diferencia de esta joya, que será estudiada en las escuelas de cine durante décadas. Ha habido muchas injusticias por parte de la academia a lo largo de la historia, pero es sin duda una de las más flagrantes. En fin, al menos ganó dirección, pero claro, eso era indiscutible.
Los medios redactaron artículos y artículos sobre esta película, nos la metieron hasta en la sopa y después el “pequeño incidente” con el Óscar solo consiguió rematar la sensación general de cansancio hacia los musicales, los sueños, el amor y todo lo que es esta peli. A pesar de que ya no parece tan en boca de todos, la cogí con esa misma sensación de tenerla trilladísima. Cinco minutos después, justo al acabar el primer número musical, solo me venía una pregunta a la mente: ¿Por qué no puede ser la vida un musical? Una vida en la que cantemos las penas y bailemos las alegrías por los atascos. Estaba gozándolo tanto que parecía la primera vez que la vi, en los Renoir, en enero de 2019, con cientos de personas felices y cantarinas.
Justo al terminar “It’s another day of sun”, aparece en rótulo bien grande WINTER. Y eso es La La Land. Un verano en invierno. Qué digo un verano, ¡todos los veranos! Eso es esta película: hacerte sentir melancolía para luego llevarte a la cima, mostrarte aquello que quieres y que nunca tendrás con un fondo primaveral. Pero y si…
Podréis pensar que es un poco tonta, que por supuesto es una americanada hollywoodiense, pero jolín, es que esta película abraza todo eso y te obliga a quedarte dentro y olvidar tu cinismo. Solo puedes acompañarla y desear lo mejor para Mia y Sebastian, así como gozar de la nostalgia de James Dean y la de decenas de musicales a los que homenajea. Yo fui a Los Ángeles una vez y os juro que en mi memoria fue como La La Land: naranja y musical. Ni siquiera he tenido que distorsionar el recuerdo hasta hacerlo coincidir.
Los musicales en general viven en el plano de la fantasía, pero este en concreto intenta equilibrarlo a través de un punto de vista más cercano a la realidad. Y en la última media hora nos hace tener acceso a dos finales, ambos redondos. Si no os gustan los musicales imagino que ver a dos personas volando por encima de la Torre Eiffel no os llena, ok vale, lo pillo; pero dejadnos disfrutar a los que queremos vivir cantando y bailando nuestra vida. La La Land es maravillosa. Es que ni siquiera me molesta que supuestamente Ryan Gosling y Emma Stone actúen mal. No lo veo. No estoy de acuerdo. La vida es sueño.
Así que, ¿por qué no le he puesto 5 estrellas? Pues porque no puedo evitar ser una señora progre. Ese es un camino de ida pero no de vuelta. Te cuento:
Contras de La La Land:
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- Los ojos de Emma Stone son demasiado grandes y separados.
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- Nunca a favor de tener que elegir entre el amor de la pareja y las amigas.
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- Las compañeras de piso, que hasta tienen nombre y su propia canción (temazo), desaparecen de la escena en cuanto Mia se enamora.
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- Es que ni siquiera nos explican que ella se va del piso o algo así.
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- Simplemente se rellena ese hueco con el amor de él, como si uno fuera sustituto del otro.
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- Pero, ¿quién estaba ahí el día del estreno?
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- ELLAS, joder, ELLAS
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- (De hecho ellas y poco más)
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- Mia date cuenta.
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- Seb se une a un grupo que ni siquiera le gusta tras escuchar la conversación de Mia con su madre.
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- Seb es un esnob
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- Seb siente que es el hombre y como tal tiene que proveer. Dónde están tus sueños ahí EH SEB
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- “This is pichi caca”
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- Me dio cringe escucharlo y me ha dado cringe escribirlo.
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- Lo de los blancos apropiándose del jazz una vez más ni lo voy a comentar porque es que, mira, qué poca vergüenza.
PERO. Dicho lo cual. De vez en cuando hay que ver esta película para coger fuerzas y permitirte creer que los sueños se cumplen y que puedes bailar claqué en un vestido amarillo aunque tus ojos sean pequeños y juntos y vivas a 10.000 km de la ciudad de las estrellas. Here’s to the fools who dream!
PD. No fui la única:
PD 2. Sí, aprendió a tocar el piano y no se utilizó un doble de manos en ninguna escena.
Si estuviera escribiendo esto cuando salí de verla en el cine la puntuación sería mas alta. Recuerdo salir del cine maravillado con la estética , con la química que se desprende de la pareja y comprando esa historia de amor que intenta distinguirse (sin conseguirlo del todo) de la clásica comedia romántica. Todo me pareció que tenia un equilibrio muy logrado. El exceso de dulzor que podía desprender el montaje lo compensaban los protagonistas con su picaresca y un final algo agridulce.
El segundo visionado ha sido un fracaso total. Porque ha roto toda la magia que me pudo transmitir en su día. Ahora en cambio si que encuentro la película una comedia romántica del montón. El equilibrio se rompió por completo y hubo momentos en los que se me hizo bastante empalagosa. Desprende este tufillo moralizante de persigue tus sueños que tanto odio. Es un eslogan de no renuncies a lo que quieres hacer en tu vida que tanto daño me parece que hace. Por lo demás la pareja me sigue entreteniendo con su complicidad y la banda sonora es de las que coges cariño.
Por cierto, me reí mucho en su momento de una sección de Pablo Ibarburu en la Resistencia comparando la película sobre 50 Cent y La La Land a cuento de los problemas de los negros y los blancos, muy recomendable.
Para mí La la land es una película con pretensiones de sueño americano pero que no tiene atisbo de credibilidad
Ryan Gosling y Emma Stone forman una pareja al más puro estilo de las representadas en los años dorados de Hollywood como pudieron ser Katharine Hepburn y Spencer Tracy o Lauren Bacall y Humphrey Bogart y, es verdad, que todxs podemos ver que la química entre ambos traspasa la pantalla. Mientras Emma Stone refleja la naturalidad y el desparpajo a los que ya nos tiene acostumbrados, Ryan Gosling está más comedido, cuidadoso y algo forzado, sobre todo en los números musicales donde no se llega a desenvolver tan bien como lo hace su compañera.
El personaje protagonista masculino no cabe duda de que es el más elaborado y complejo. Vemos que, al principio, la vida de Sebastian no es nada fácil con un piso y unas facturas que casi no puede pagar y una hermana que le azuza para que centre la cabeza de una vez. Mientras, Mia se dedica a danzar por la vida quejándose de que asiste a múltiples castings y no le cogen en ninguno. Ambos quieren luchar por su sueño que es triunfar en algo que les encanta hacer. Así pues vemos el tema de seguir tus sueños hasta el final caiga quien caiga.
Un éxito que en ningún momento muestra la realización personal sino el ansia de reconocimiento. Debido a esto ambos personajes se abandonan, sin barajar la más remota posibilidad de permanecer unidos en el camino al estrellato. Pero claro, hay que reconocer que gusta más la idea de amor imposible, la idea de una persona dejando a otra porque cada uno tiene que seguir su camino para lograr sus sueños. Finalmente, pasados cuatro años veremos que este “esfuerzo” no sirvió de nada puesto que sí Sebastian ha montado su esperado club de Jazz y Mia su estupenda carrera como actriz –incluyendo marido e hijo- pero ¿son felices? A mi juicio no, no son felices, por mucha canción y baile que les rodee. En la escena final, donde todos asistimos a la idea de una vida que les hubiera gustado que tener o que hubiera pasado de permanecer juntos, las miradas de ambos dicen todo.
Es un final insípido, desconcertante, flojo, no como los grandes finales típicos de los musicales que cierran todo perfectamente como en Cantando bajo la lluvia, por ejemplo. Aquí con esa mirada atrás solo se dedica a remarcar los números musicales y las escenas emblemáticas de la película, como un mero regocijo.
Para acabar, la película que hace homenaje a Sombreros de copa, Melodías de Broadway o Los paraguas de Cherburgo, entre otras, no cuenta con un guion impactante, destaca más bien por su simplicidad y solo permanecerá en mi memoria por los números musicales en los cuales llaman la atención, entre otras cosas, los colores vivos y estridentes -este último adjetivo no lo toméis en negativo, al contrario-. Y, cómo no, hacer hincapié en una banda sonora original sublime la cual no hemos podido sacar de nuestra cabeza.