Todd Haynes (2019)
Vamos a ver, yo lo que quería era ver Spotlight, pero ya la había recomendado en su día y no se puede repetir. Así que elegí esta especie de secuela espiritual y sinceramente, a mi me hecho el apaño.
Claramente Dark waters no está tan inspirada y entiendo que pueda hacerse un poco pesada, aunque en mi caso no ha sido así. Para mi estas historias de David contra Goliat, del idealista contra todo el sistema, siempre captan mi atención, por muy poco espectaculares que sean. Incluso he podido obviar la caracterización de Mark Ruffalo, que da bastante grima.
Siempre da cierta esperanza ver que hay gente que lucha por lo que cree justo aun con todas las trabas que el sistema impone. Por cierto, ¿puede que sea esta la primera película de la historia dónde el personaje real en la que está basado no sea mucho más feo que el actor que le interpreta? La clásica comparación al final de la peli suele ser odiosa y en este caso el tipo la aguanta bastante bien.
No tengo mucho más que comentar de la película, la verdad. Las actuaciones son correctas, pero tampoco te harán emocionarte o enfadarte en exceso. Sentirás cierta impotencia con algunos tramos y una pequeña satisfacción al final, pero seguramente todo se diluya a los tres días.
El único poso que dejará es la (necesaria) desconfianza hacia las mega corporaciones y empresas que dominan el mundo. “El sistema no nos protegerá. Ni las compañías, ni los gobiernos. Nosotros nos protegemos.” ¿Esto no es lo que dijo Iglesias el otro día? Yo ya no se.
La verdad es que cómo trabajador de la industria química la premisa de la película me parece buena, aunque el resultado deja bastante que desear. Cuando me leí la sinopsis pensé que la historia se merecía más un documental que una película, pero bueno así se supone que llega a más público.
Es una película predecible, desde el primer momento ya sabes por dónde van a ir los tiros no sorprende en ningún momento, quién iba a decir que respirar y beber teflón era malo, joder es que es nivel Dr.Nick Riviera. Lo que subyace en toda la trama se pasa por alto porque al ser una película americana eso de decir que el capitalismo es malo pues como que no. Luego ese doble juego de juzgados y vida familiar tan plano que no va a ningún lado
Mark Ruffalo en el papel protagonista es de lo peor que he visto, no te lo crees ni un momento, se debió haber visto alguna peli de abogados buena como, no sé, por ejemplo, The man who shot Liberty Balance, para coger alguna idea. Erin Brokovich mal.
Por otro lado, está grabada como si fuera una peli de Batman, no se ve el sol en ningún momento, qué poético, qué innecesario.
Si fuera una vaca creo que hubiera muerto antes de aburrimiento que de beber Teflón. Lo que más me gusto de la peli es que estuve mirando mucho IG y Twitter mientras la veía y no tuve la sensación de perderme nada. Lo peor es que pagué por alquilarla.
Gracias al cielo vivimos en la UE y aquí cualquier químico es la ETA hasta que se demuestre lo contrario.
Me ha aburrido supinamente. Contiene todos los tópicos de película de “justicia por el caso X”: reuniones de hombres blancos jefes, abrigos grises de ¾, anotaciones con los años de lucha que van pasando, una mujer del protagonista abnegada, un producto contaminante que se escribe con siglas… en fin, que Erin Brockovich lo hizo mejor.
Además, quiero recalcar que me ha gustado aún menos de lo esperado porque siento que Mark Ruffalo actúa rarísimo. Supongo que se quiso meter muy a fondo en el papel del abogado Rob, pero para mí simplemente acaba siendo una caricatura de una persona sin cuello, con horchata en las venas y que solo sabe poner morritos. Su presencia en la película es continuamente espeluznante. Además diré que los 5 segundos en los que nos explican su motivación por introducirse en el caso me parecen insuficientes para todo lo que le suponía. No sé, habría estado bien un poco de contexto, ya que luego nos comemos dos horas de disputas judiciales y extrajudiciales.
Me pregunto si veríamos una peli sobre un abogado yemení que investigue un caso de contaminación de aguas en su comunidad. Bueno, no me lo pregunto porque sé de sobra la respuesta.
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- Lo mejor: Take me home, country roads.
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- Lo peor: Una película más en la que me es imposible diferenciar a los diferentes señoros blancos con traje, otra en la que me la suda no poder hacerlo.
Estamos ante una de esas películas de David contra Goliat, basada en hechos reales, es imposible no salir indignado y frustrado por la situación de indefensión que sufrimos ante grandes compañías o instituciones. En este caso se trata de temas medioambientales y hace no mucho comentábamos aquí mismo Spotlight, centrada en la red de abusos sexuales por parte de curas. Y es que atendiendo a la forma son muy parecidas y como esas dos me vienen a la mente algunas otras que parecen formar un género en si mismo.
Diría que hay poco que pueda arruinar estas películas en las que empatizar a través de su protagonista es algo que ya tienen de antemano a no ser que seas consejero delegado de DuPont. Mantiene buen ritmo, no es aburrida, pone de manifiesto la gesta de este abogado ambientalista y te mantiene intrigado por llegar a la famosa explicación final que no puede faltar en las pelis basadas en hechos reales. Me hace gracia que Rober Bilott también atiende al perfil de este tipo de películas, en las que su obsesión por el caso acaba separándole de sus amigos y familiares e incluso causándole problemas de salud para después darle un reconocimiento que en la mayoría de los casos es escaso sino nulo. Da la casualidad que no paro de ver al bueno de Mark Ruffalo últimamente y siempre para bien. Recomendable la miniserie que el mismo interpreta a dos gemelos, I know this much is true.
Una película necesaria para dar visibilidad a un caso que nos atañe a todos pero en la que se hecha de menos algo mas por parte del director. En este sentido me esperaba algo distinto al comprobar que era el director de Carol.
Me esperaba «Erin Brokovich» y es mejor. ¿Un thriller medioambiental? Un thriller donde los que tienen poder van a estar siempre arriba o, al menos, va a ser muy complicado que bajen.
Me gusta cómo la bola de nieve se va haciendo, a medida que avanza la película, más grande. Y es que Dupont no es laboratorios Almiral ni lejías Lagarto es una empresa química muy tocha por eso, la veracidad de la historia, es tan fácil la catarsis. Vale, luego puede gustarte más o menos la película pero creo que todos estamos de acuerdo en que se pasa regulinchi con ese abogado tocacojones.
Me sorprende el cambio temático de Todd Haynes. De «I’m Not There» a «Carol» y luego a esto, supongo que es lo que enriquece a un director. En cambio Mark Ruffalo está muy Mark Ruffalo, exceptuando «Hulk», pero teniendo en cuenta «Spotlight».
El detalle que más me ha desencajado, porque decir sorprendido se queda corto, es que la regularización de los productos químicos en Estados Unidos corra a cargo de las empresas. Es decir, cada empresa decide lo que usa (contamine o no) pero nadie está detrás regulando si eso que están declarando las empresas se cumple al 100%. Que la credulidad se dé en el imperio del capitalismo, me sorprende. No sé si a día de hoy esto seguirá igual.
Todd Haynes, el director de la estupenda Carol en 2015, nos trae en esta ocasión una historia real, basada en la vida real de Robert Billot, un abogado especializado en medio ambiente al que le llega, por casualidad, un caso procedente de su pueblo natal. Se trata de un granjero que le explica cómo su ganado ha ido muriéndose a lo largo de los últimos años debido a la contaminación del agua del arroyo del cual beben sus animales.
Por obligación en un principio y por compromiso con la salud después, Rob se ve obligado a profundizar en la investigación llevando a cabo terribles descubrimientos que involucran a una empresa química muy relacionada con su trabajo como abogado.
Con esta premisa nace una película que, sin ser nada nuevo ni brillar particularmente en ningún momento, consigue un resultado muy sólido y un objetivo muy claro, concienciar al público. Es difícil que al terminar la película no investigues acerca del teflón, ese material tan utilizado por todos, y del no tenemos ni idea, al menos yo, del negativo impacto que puede causar no solo sobre nosotros, sino también sobre el medio ambiente en general.
Respecto al apartado técnico, la duración del filme es de algo más de dos horas, pero no se me hace largo, y eso que los temas judiciales en general suelen hacerse pesados, pero no es el caso. El reparto está muy bien escogido, con un Mark Ruffalo al que ya hemos visto en ese papel otras veces (Zodiac, Spotlight), y que para variar, se mueve como pez en el agua. Anne Hathaway hace un papel muy decente como mujer comprensiva con las obsesiones de su marido y a Tim Robbins le encuentro de lo más convincente como jefe del bufete de abogados. Un guión muy adecuado y una dirección más que correcta completan una película que, sin grandes alardes, consigue dejar algo de poso gracias al comprometido mensaje que nos envía a todos.