Alfonso Cuarón (2006)
Empiezo por el final, y es que me ha parecido una genialidad el mostrarnos los créditos finales con el sonido de fondo de niños jugando. Qué guay. Refrenda totalmente la frase de Miriam en la que señala lo raro que es un mundo sin las voces de estos. ¡Era cierto! No lo sabíamos pero las echábamos de menos, y cuando se escuchan por fin puedes relajarte y salir del agobio en el que llevas metido las dos últimas horas.
Lo que si que hay son perros. Y qué de perros. Todo el mundo tiene uno. Son casi protagonistas en la película, hasta el punto de que por momentos he llegado a pensar que eran esos “hijos de los hombres” a los que hace mención el título. Y en cierto modo creo que lo son. A falta de niños, ellos son precisamente los encargados de llenar ese “hueco” en la sociedad de seres más dependientes y vulnerables, pero también más inocentes y puros.
Pero no, el título hace referencia a la niños humanos. Más concretamente a la falta de estos. Lo que me lleva a la reflexión más profunda que voy a hacer sobre esta película: ¿está el ser humano tan podrido que no puede parar la guerra ni al ver al único bebé que ha nacido en los últimos 18 años? Más aun cuando sabemos que todo este caos social lo ha desatado precisamente la ausencia de nuevos nacimientos.
Por un momento parece que sí, cuando (en una de las escenas más potentes de la película ) toda la trifulca entre ejército y “rebeldes” se detiene al ver a la niña. Un momento de paz y esperanza en el que ambos bandos son conscientes de la trascendencia de lo que están viendo y dejan de ver el sentido a seguir luchando. Yo como espectador me estaba preguntando si una escena así podría darse en la realidad o si se trataba de algo demasiado ideal para ser cierto (me decantaba más por esta opción, pa que engañarnos). Por si me quedaba alguna duda, ahí está Alfonso Cuarón para hacer aparecer a un cantamañanas disparando un misil y reactivando otra vez el caos. Cualquier atisbo de reconciliación se desvanece en ese momento y vuelve a prevalecer la rabia y el odio. Una elección muy acertada de lo que creo que ocurriría en una situación como esa y una fotografía del ser humano bastante triste.
Del resto de la película me quedo con lo frenética que es y lo bien ambientada que está. La primera escena en la cafetería ya te prepara para lo que estás a punto de ver y te traslada completamente a ese mundo post-apocalíptico. Y desde ahí ya no te suelta hasta el final, con un ritmo que no para de crecer y que no te da ni un respiro.
A través del viaje de Theo, primero vas comprendiendo como funciona la sociedad en la que están y entendiendo los diferentes intereses de cada uno y, finalmente, deseando que Kee y su hija lleguen a buen puerto (nunca mejor dicho, juju). Todo el mérito al guión, que va introduciendo personajes con tal naturalidad que los comprendes y contextualizas casi instantáneamente, por muchos y variados que sean (que lo son). Algo realmente meritorio (e importante) al menos para mí, que en muchas otras películas no me entero de quién va con quién hasta que llevo la mitad de la misma. Además dota a la misma de una coherencia interna que te hace comprender (y creerte) ese mundo que te están contando.
En cuanto a la ambientación, soy fan de estas sociedades post-apocalípticas y no puedo dejar de valorar la riqueza que hay en cada localización por la que pasan. Han creado un mundo tan jodídamente creíble y crudo que es hipnótico. No puedo dejar de mirar toda la acción que transcurre en segundo plano, lejos de los protagonistas, como por ejemplo la pareja que está abrazándose justo antes de que estalle la bomba en la cafetería de la primera escena. Es la primera hostia que te llevas en la película, pero vendrán muchas más. Porque además Cuarón no escatima recursos en mostrarnos toda la crudeza de la guerra. No sólo porque está rodada para que no quitemos los ojos de la pantalla (esos planos secuencia), sino porque no se corta en ponernos delante el sufrimiento de toda esa gente de la forma más explícita y realista posible.
En definitiva, un trabajo gigante a nivel técnico, de ambientación y de guión que a estas alturas no se muy bien por qué no le he dado cinco estrellas en vez de cuatro.
Como curiosidad para los gamers, imposible no ver la enorme influencia que esta película ha tenido en The last of us, tanto en la relación entre los dos protagonistas (él incluso se parece físicamente) como en la ambientación y localizaciones (deja vu con la escena del ciervo)
Por último, inauguro esta nueva etapa de críticas libres con dos nuevas categorías (que espero mantener en el futuro):
- LA CANCIÓN
War all the time – Thursday
- TEST DE BECHDEL
Resulta irónico que en una película llamada Children of men prácticamente todos los personajes relevantes sean femeninos.
Anécdotas aparte, estreno sección con una película que no pasa el test. Lo más cerca que está de pasarlo es cuando Miriam le da indicaciones a Kee de cómo respirar durante las contracciones del parto, pero ni siquiera hay una conversación más allá de los ánimos de Miriam. Ya se encarga Theo de preguntar si está yendo bien para que lo hable con él y podamos sentirnos representados.
El otro momento en el que “casi” consigue pasarlo es en el inicio de la película, cuando Miriam y Julian (GRACIAS por llamar al personaje como a la actriz que ya todos conocemos, para qué complicarnos. Me gustan estos guiños) van hablando en el coche. Lástima que estén hablando de los años mozos de Theo y lo buen activista que era.
Sabias que… En la película aparecen muchos murales, cuadros y grafitis simbólicos; “el Guernica” de Picasso, por ejemplo, aparece en dos escenas.
Esta semana retomamos El Club del Cine con ganas y estrenando nuevo formato libre en la críticas. Y comenzamos el nuevo año con este filme del hombre de moda ahora mismo por su reciente estreno de Roma en la plataforma Netflix, quizás premonición de la evolución del cine en los próximos años tal y como esta película intentara hacer con el devenir del ser humano. Las tramas y los estilos difieren mucho pero el sumo cuidado por los detalles en la puesta en escena y la dirección están patentes en ambas.
Para todos los amantes de la ciencia-ficción este es un filme que no hay que dejar de ver pues tiene demasiadas cosas buenas. Para empezar esta ambientada de una forma tan sublime que en el momento te podrías creer cualquier cosa, te pone los pelos de punta y te atrapa en todo momento, tanto las escenas bélicas como los diálogos familiares y entre amigos son de un realismo que asusta. Y para darle mas consistencia a todo esto la película nos informa de su trama siempre a través de lo que ve y escucha el protagonista, un Clive Owen que realiza una magnifica interpretación, y que su sarcasmo en las peores situaciones y su carácter pesimista pero que asume el rol de redimirse a través de la salvación de prácticamente el planeta entero me engancha desde el comienzo. El sumo detalle en todos sus escenarios terminara de dar la puntilla a este hiperrealismo que nos llevara de la mano.
He de decir que cuando veo esta película para realizar la crítica lo hago por segunda vez, y lo noto, pues en mi primer visionado todo ese realismo me ganaba con creces las carencias que ahora veo en el hilo argumental. Y no es que me vaya a poner a dictar lo que científicamente no podría ocurrir de esta o otra manera, no soy de los que cae en ese tipo de trampas de la ciencia-ficción, pero es que creo que precisamente lo que reafirma su su realismo siendo los ojos del protagonista ahoga también una serie de explicaciones mas profundas que en un segundo visionado para mi, que seré mas lento se me antojan imprescindibles. La dificultad de exponer ese futuro apocalíptico en unas pocas frases hace que todos los ¿cúando?, ¿cómo? y ¿por qué? De la organización terrorista, de la inmigración y del desastre biológico queden reducidos a un porque la humanidad de forma casi espontanea deja de tener capacidad reproductora. No me convence. Por momentos me saca del embelesado que me produce su mundo y le veo las costuras, una pena.
Como conclusión final diré que la recomiendo cien por cien, pues como mínimo te va a poner los pelos de punta con su ambientación y te va atrapar en su vorágine de acción.
Lo mejor: la puesta en escena, las interpretaciones y la dirección.
Lo peor: la estructuración argumental.
Desconocía por completo el argumento de la película de esta semana, y vaya sorpresa. Hay que reconocer que viniendo de quien venía la recomendación, uno se podía esperar cualquier cosa, pero de vez en cuando te encuentras con sorpresas. Mis diez.
Una gran cinta que recomiendo a todo el mundo.
- ¿QUÉ DESTACAS?
El argumento de la película, me pilló por sorpresa y me enganchó hasta el final.
El gran ritmo de la cinta, que va in crescendo durante toda la duración, salvo ciertas mesetas en las que se nos presentan las vidas de los personajes, y la duración de la cinta, ni más ni menos que la necesaria.
La manera en la que se nos introduce en la historia, sin contarnos lo que realmente pasa y enterándonos a medida que avanza la trama.
- ¿QUÉ NO TE CONVENCIÓ?
Quizás le falte algo de profundidad en ciertos personajes. Aunque puede deberse a que la historia no está en ellos, si no en el mundo que se nos presenta y en la crítica que se hace.
- MEJOR MOMENTO
Las escenas en la casa de Jasper.
- ¿QUÉ OPINARÍA TU CUÑADO?
Y esto es lo que nos pasará si el coletas y sus amigos del cambio llegan al poder. Es por eso que en estos duros momentos del ECDC, apostamos por los valores tradicionales que nos mantendrán unidos manteniendo el formato de siempre, el de toda la vida. Que no te lo quiten.
Ahora que todo el mundo habla de la flamante nueva película de Alfonso Cuarón, la inconmensurable Roma, que acaba de llevarse mejor director y película de habla no inglesa en la gala de los Globos de Oro, y que sube posiciones en la carrera por el Oscar, es un buen momento para hablar de otra de las cimas de su carrera, Children of men. El director mexicano ya es de sobra conocido en Hollywood: en su haber encontramos propuestas muy distintas y exitosas, como por ejemplo, una desgarradora y atrevida road movie llamada Y tu mamá también; la mejor película de la saga Harry Potter, El misterio de Azkaban; o la muy celebrada Gravity, primer uso brillante del 3D en la gran pantalla.
Aunque Roma es de manera incuestionable su película más personal, la historia que siempre quiso contar, y seguramente la de mayor ambición artística, creo que Children of men es altamente reivindicable no solo como una de sus mejores obras, sino como una de las más importantes películas de ciencia-ficción de lo que va de siglo. Y lo digo tras verla ahora por segunda vez, porque me ha maravillado. No recuerdo muy bien cuándo fue la primera, pero no me causó un gran impacto, salvo alguna escena concreta (seguramente cosas de la edad o de las circunstancias al verla). Sin embargo, esta vez ha sido toda una revelación, una película impresionante que trasciende tanto en su fondo como en su forma.
De todo lo bueno de Children of men, lo más destacable es su increíble capacidad de anticipación a los grandes problemas coyunturales del mundo actual y del futuro más próximo. Hablamos de una película de 2006 -anterior a la crisis- que de manera pasmosa nos está hablando de la distopía hacia la que nos dirigimos ahora mismo. Si hoy en día le preguntáramos a un guionista sobre las bases de un mundo sci-fi de aquí a veinte años, seguramente incidiría en muchas de las cosas de las que ya habla Children of men, que adapta la novela homónima de la escritora Phyllis Dorothy James, a la que debemos gran parte del mérito.
En el Londres de 2027 nos encontramos con el reflejo de buena parte de las cuestiones que hoy en día sacuden al mundo occidental a través de tres crisis diferentes: la demográfica, con los peores índices de natalidad desde que éstos son registrados; la política y económica, con el ascenso de regímenes autoritarios a rebufo de la depresión y la precariedad; y, por supuesto, la migratoria, con toda su enormidad en el centro de un debate salpicado por la creciente pulsión xenófoba y nacionalista.
Estos son los grandes problemas que han convertido el mundo que vemos en pantalla en un absoluto caos, en un terreno de batalla decrépito y hostil, condenado al desastre y a la miseria; abandonado a la suerte de unos humanos que ya no sabemos muy bien quiénes somos, responsables entre todos de sucumbir a tan estrepitoso fracaso. A cada paso, vemos una Inglaterra en estado de excepción ahogada por la violencia, el racismo y la racionalización de seres humanos (a todos nos suena la imagen de personas metidas en jaulas, ¿verdad?), el desorden y la guerra de guerrillas.
En medio de todo este lío, el protagonista, Theo, un exactivista frustrado y en proceso de rendición, consigue encontrar un rescoldo de esperanza gracias a Kee, lo que le lleva a un proceso de humanización y convierte la película en una lucha agonizante por la supervivencia.
Un thriller desolador rodado con un enormísimo talento por parte de Alfonso Cuarón e increíblemente fotografiado por Emmanuel Lubezki (su habitual operador, y uno de los más famosos del mundo), al dotar a este mundo apocalíptico de una crudeza que incluso agobia. Pese a que tiene algún plano-secuencia espectacular -como la famosa explosión que da comienzo a la peli, o la trágica persecución en el coche- lo más increíble de la narración es cómo, con planos siempre larguísimos abrazados por un hiperrealismo descarnado, hace al espectador testigo directo de todo lo que está pasando, una sensación que está presente casi constantemente. Como ejemplo de esto, y guinda de la película, tenemos esa agónica media hora final en la que nos encontramos dentro de esa guerra callejera, entre escombros y edificios reconvertidos en campos de refugiados, entre la miseria, la incomprensión y la necesidad de sobrevivir.
Y pese a que con esta película hemos inaugurado la crítica libre, nunca va a dejar de ser un buen momento para dejar opinar a nuestro cuñado: Si es que siempre lo digo, si estos inmigrantes saben lo que les espera aquí, ¿entonces por qué narices vienen? Qué ganas de jugársela, macho. Y el problema este de la natalidad es culpa de las ondas y las maquinitas, se lo tengo dicho a mi hijo, que no duerma con el móvil en la mesilla. Al final se van a quedar todos escuchimizaos, vaya panda.
La distopía en el cine es un tema tratado desde los inicios de este; desde Metrópolis (Fritz Lang, 1927), pasando por Ultimátum a la Tierra (Robert Wise, 1951) hasta Blade Runner (Ridley Scott, 1982), Matrix (Hermanas Wachowski, 1999) o Minority Report (Steven Spielberg, 2002). Las distopías o antiutopías se enmarcan dentro del cine fantástico y conviene subrayar el carácter crítico y reflexivo que nos ofrecen bajo los terrenos de la ciencia ficción.
Dentro de este gran cajón distópico uno de los temas imperantes es el ‘del fin del mundo’. En estas películas se describe un mundo que ha sufrido una catástrofe cósmica (el impacto de un meteorito, por ejemplo) o un mundo en que la humanidad se ha encaminado a su autodestrucción, ya sea mediante una guerra nuclear, una plaga, una combinación de problemas (crisis económicas, superpoblación) o alguna tecnología descontrolada.
Como habréis adivinado en el ejemplo de la autodestrucción es donde se enmarca Children of men. El arranque de la película dirigida por Cuarón nos sitúa en un mundo en el que la humanidad es estéril y, como sabemos, sin descendencia no hay futuro. Sin futuro ya no es necesario planificar más allá de la esperanza de vida de cada uno y por tanto resulta insustancial intentar mantener el orden social establecido.
Children of men es una película dura y emotiva que invita a la reflexión y a la autocrítica social donde nunca el llanto de un bebé significó tanto.
Destaco notablemente el magnífico comienzo donde la realidad no es explicada por una voz en off como en otras cintas futuristas, sino que se revela a base de imágenes y conversaciones. En ese sentido, la primera media hora es de ejecución magistral, logrando una ambientación impresionante.
Técnicamente tampoco se queda atrás. Su fotografía es tan evocadora que nos imbuye en el pesimismo y la angustia imperantes. Aprovecha también los recursos dramáticos del guion para obtener escenas visuales de gran carga emotiva.
Una constante en el cine de Cuarón es el tono realista el cual consigue a partir de planos secuencia y una iluminación que huye de la artificiosidad, Children of men no iba a ser menos y ambas características están, acertadamente, muy presentes.
Si tengo que destacar algo negativo me quedo con la escena de la barca que es pa’mear y no echar gota. ¿Qué hacía esa barca ahí escondida durante tanto tiempo? Y lo mejor de todo ¿Por qué la refugiada no la había usado antes? ¿Prefiere coger un rifle y ponerse a pegar tiros con el resto? No entiendo.
Para acabar diré que Children of men es como Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006) pero en buena. Alfonso, lo de Gravity te lo perdono pero nunca mais.