Boys don’t cry

Kimberly Peirce (1999)

 

Queridas amigas de El Club del Cine: me arrepiento más de haber recomendado esta película que de haber recomendado Bridesmaids.

Boys don’t cry es la típica película que tienes en tu watchlist desde hace lustros pero que cuando no sabes qué película ver, nunca te apetece esa. Debí haber hecho caso a mi subconsciente.

Lo que me ha pasado con esta película es que no se asemeja ni un poquito a lo que yo pensaba que era. La primera hora y media es una peli sobre gente muy muy creepy de la América de los billares, camisas de cuadros y sombreros de cowboy, en la que alternan malotes muy chungos con chicas inocentes y aparece un viejo verde cada x tiempo. Ah, y que no falte la madre dejada alcohólica. Los últimos 30 minutos son una sucesión de escenas a mi parecer explícitas y violentas de más, que buscan más el morbo que la denuncia o sensibilización.

Sé que estamos en 1999, y que no puedo verla con mis ojos de 2024; pero ofú, qué durita. El que el protagonista sea un chico trans no deja de ser un simple accesorio a una historia de perturbados. Creo que esta película se puede definir como una oportunidad muy desaprovechada.

¡Ah! Y tengo que decir que Hillary Swank como Brandon me da muchos vibes de Leonardo DiCaprio en Romeo+Juliet, hasta en gestos.

Le pongo 2 estrellas porque está basada en hechos reales y esos ratitos de después echando horas bicheando por internet la historia real los disfruto mucho. Y porque ya no la tengo en mi watchlist.

Joder, qué barbaridad. Ni esperaba ni quería este nivel de violencia un martes por la tarde.

Me estaba pareciendo una película entretenida hasta que se ha destapado la identidad de Brandom y se han desencadenado una serie de sucesos horribles. No solo por la violencia física (violación incluida), sino por cada diálogo o interacción, especialmente la que tiene con el policía tomándole declaración.

Y cuando pensaba que ya había pasado la media hora más violenta que había visto en una película y estaba preparado para un final triste pero tranquilo, ocurre la matanza final. Sinceramente me ha parecido desproporcionadísimo y pasado de vueltas, hasta que ha terminado y me he enterado de que era una historia real. Durísimo.

Me he quedado con mal cuerpo y con The bluest eyes in Texas sonando mientras pasaban los créditos finales. Eso me ha dado un poco de paz. Buen final para ayudar a digerir lo que acabas de ver.

Aun así, pese a estar basada en hechos reales, creo que es demasiado efectista. Entiendo la necesidad de que haya violencia para comprender la situación, pero me hubiera gustado que se hubiera explorado el tema desde otros ángulos, como el auténtico drama de ser trans en los 90 en Estados Unidos: tener que disfrazarte con esas camisas de cuadros y sombreros de cowboy.

Escribo esta crítica tras verla porque sé que si la tengo reciente la valoro mejor y le veo menos las costuras. Pero me esperaba algo más.

He hecho el ejercicio de ver la película como hija de su época, lo que me ha puesto más fácil aceptar algunas cosas. Por ejemplo, la violación. Me cuesta muchísimo ver escenas de violaciones, sobre todo alguna tan explícita como la de esta película. Por suerte, creo que hoy en día algo así se grabaría con mucho más tacto, si es que se decide que es imprescindible que aparezca.

Por otro lado, el conflicto que se muestra de Brandon se me ha quedado corto. Siendo una historia real, había mucho más que contar y explorar más allá de la violencia que le rodea, encabezada por el personaje de Peter Sarsgaard (me ha costado reconocerle de lo joven que está). Ya sabemos el nivel de transfobia de esa época, pero me habría gustado un poco más de exploración de lo que el personaje llama “conflicto sexual” y menos de lo que opina la madre de la novia y de la historia romántica que nos cuelan. Supongo que eso habría sido demasiado moderno para 1999, ya que ni siquiera han sido capaces de no poner el deadname en la escena final pre créditos.

En definitiva, me ha parecido un tanto efectista y que pide que digamos “qué cruel es el mundo” pero no trabajarnos el porqué, ni mucho menos hacer autocrítica.

PD. me estalla demasiado la cabeza que haya gente con necesidad de bajarle los pantalones a otra solo para configurarse su forma de actuar.

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