Martin Scorsese (1974)
Si uno se dispone a ver Alicia Ya No Vive Aquí sin tener la más mínima información previa va a vivir unos primeros diez minutos bastante desconcertantes: Unos primeros segundos que bien podrían emular a Lo Que El Viento Se Llevó para dar paso a un drama familiar en el que un padre abusivo y negligente maltrata a su mujer y a su hijo, sucediendo a una comedia picante en la que Alice y su amiga Bea debaten sobre el miembro viril de Robert Redford, lo que finalmente da paso a la tragedia con la muerte del marido de Alice. Ese paneo en el que nos muestran el camión destrozado y el cadáver ensangrentado saliendo por la cabina habría sido seguramente omitido en cualquier drama familiar o en cualquier comedia romántica. El bueno de Scorsese por ahí no pasaba y ello sirvió para desconcertar al público. Podemos estar ante un producto destinado a tocar la fibra de la gente pero no por ello se ha de escatimar en realismo.
Poco se puede decir de Ellen Burstyn a estas alturas de la vida, al igual que de sus pretendientes (un mocoso Harvey Keitel y un aparentemente maduro Kris Kristofferson que curiosamente era más joven que Ellen Burstyn y prácticamente de la misma edad que el “adolescente” Harvey Keitel). El niño me ponía de los nervios, no os voy a mentir.
No estamos ante el clásico relato americano en el que alguien huye de todo y empieza de cero muy lejos. Alice no llora por haber perdido a un ser querido, Alice llora por echar de menos a quién le hizo daño. Alice no rehuye el duelo, lo enfrenta y finalmente lo relativiza. Alice no quiere volver al más mínimo comportamiento abusivo en su vida. Lo sufrió con su difunto marido, huyó del joven adúltero violento y finalmente dijo basta cuando el cowboy azotó a su hijo. Alice está harta de sobrevivir y quiere vivir de su vocación.
Desconocemos si lo consiguió (aparentemente se hizo una serie en los 80s pero no la he visto), pero ojalá que sí.
Primera película que vemos de Martin Scorsese en 9 años de el club del cine. Tan cinéfilos no seremos.
Lo mejor de esta road movie un poco atípica es el dúo protagonista madre-hijo. Se agradece ver de vez en cuando a padres que tratan como personas reales a sus hijos. Hace poco vimos en Flora and son una relación muy similar, en la que se palpa el cariño que se tienen ambos, pero también se entiende que por momentos acaben cansadísimos el uno del otro.
No quiero caer en el discurso de cuan transgresora debió ser esta peli en los 70 porque igual había un montón de películas así (no creo que haya visto más de 5 de esta década), pero al menos me llama la atención ver un personaje femenino con ese trato (su sexualidad, la maternidad, etc.).
De lo que supongo que era imposible desprenderse era de ese final de cuento de hadas en el que al final, claro, estaba enamorada del tío que pega a su hijo. No se podía pedir todo. Por cierto, David tiene cara de haber sido generado por una IA: “Hazme una cara de un hombre típico de los 70”.
Por lo demás la peli es divertida, se hace amena y entretenida, gracias sobre todo las discusiones y piques entre Alice y Tommy.
¿El guiño al inicio a El mago de Oz qué fue?
De mis películas favoritísimas, recuerdo que la primera vez que la vi la empecé como a las doce de la noche por pasar un ratillo y quedarme dormida con algo, pero dos horas después tenía los ojos como platos y estaba totalmente *enamorada*.
Está super bien escrita, el guion es fantástico porque hay dobleces, personas que cometen errores, que se enfadan y prometen. Además siento que está muy bien ubicada en su contexto americano. ¡Hay road trips! Hay un niño (que más que niño es un castigo) que desquicia a los que tiene a su alrededor (excepto a Jodie Foster, que con 12 años ya era una queen) pero que es preguntado, importa, es querido, tiene opinión. Lo que más me sorprende es que esto esté escrito por un hombre y además, ¡dirigido por Scorsese! Es casi irreconocible, es una película feminista en la que abunda la sororidad (la escena de las dos camareras tomando el sol es preciosa). Quién podía imaginarse que Scorsese tenía algo más que mafias, pistolas, drogas y hombres duros guardado en su cabecita. Aquí hay toques de diálogos femeninos que me demuestran que aún hay que tener fe en que los hombres escriban bien sobre mujeres.
Luego está la banda sonora, que es mi perdición porque me gusta a mí un folk rock americano setentero, y luego de eso hay unos zooms y travellings que le aportan el toque estrambótico definitivo. 5 estrellas.
Aparte de Alice, que es un personaje maravilloso interpretado por una actriz, como se dice, en estado de gracia, está David. No soy objetiva con esta persona y por tanto con esta película. Hay caras que me gustan pero la de Kris Kristofferson en esta película supera cualquier otra. ¿Hay algo más bello que el momento “te puedo tocar la barba”? Siento cosas.
El personaje de David también es muy interesante porque (aparte de ser un dios de la belleza y la estética cowboy –adoro–) es complejo. Se debate entre lo que quiere y lo que puede y reconoce sus debilidades. Otra escena preciosa (y hot) es en la que están ellos dos bebiendo en la cocina, me vuelvo romántica cuando un hombre escucha a una mujer contar anécdotas y se ríe con ella.
Sé que esto es una película pero lo vivo como algo personal: quiero que Alice haga más amigas, a Tommy le guste el colegio nuevo y en fin, que ambos encuentren la felicidad en Tucson. No quiero darle muchas más vueltas para no indagar en algunas partes que podrían tal vez chirriar simplemente me taparé los oídos no leeré vuestras críticas seré feliz y creeré en el amor como pocas pelis me hacen creer.
De “Alicia ya no vive aquí” me sorprenden dos cosas:
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Que se haya escrito y rodado en los 70.
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Que la hayan escrito y dirigido hombres.
Como cualquier fife contemporáneo, soy bastante fan de Scorsese y sus películas de mafias protagonizadas por heterobásicos. No sé cómo he podido vivir tantos años sin haber visto esta joya. Y es que si esta película, tal cual, se rodara hoy dirigida por una mujer, probablemente fuera catalogada como “cine de mujeres para mujeres”.
Pero no, son los 70 (ni siquiera finales), y oigo “I don’t sing with my ass”; y veo escenas maravillosas de mujeres hablando sin tapujos, que son graciosas, que se ríen de los hombres (y de ellas mismas), que son amigas, que comparten, que se quieren, que se caen mal y luego bien, que se echan de menos, que se necesitan, que lloran al despedirse. Las dos escenas de Alice y Flo, al sol primero (por favor esas pieles perfectas sin filtros), en un baño más tarde, son oro. Sororidad en los 70 y en Tucson.
Alice es un personaje extraordinario, Ellen Burstyn está espléndida. Y mención aparte merece ese hijo, tan ocurrente como irritante, y que sabe valorar lo realmente importante en un hombre: que haga su propio helado.
Y además de todo lo dicho, resulta que la película, además, es graciosa. En numerosos momentos me he visto sonriendo (e incluso alguna risa en alto), con frases que todavía sigo procesando que puedan haberse escrito hace 50 años.
Me hubiera encantado que la película acabara con Alice soltera y feliz, pero son los 70, y estamos en Tucson (y para qué mentir: yo también me hubiera quedado con David).