Sidney Lumet (1976)
Nunca me cansaré de volver a ver y recomendar esta obra maestra del cine de los setenta. Sigue pareciéndome una de las reflexiones más lúcidas, inteligentes, reales, y también inquietantes, ya no sólo del mundo de la televisión, sino de la sociedad en la que vivimos ahora. En ese sentido, Network es premonitoria y, sobre todo, inagotable.
- ¿QUÉ DESTACAS?
La película lo tiene todo: un guión portentoso, obra de Paddy Chayefsky; unas gloriosas interpretaciones, con actores en estado de gracia; la maestría de Sidney Lumet (perteneciente a la generación de oro de directores criados en la televisión) para retratar la corrupción humana y, cómo no, ese regustillo setentero inconfundible, del que creo que soy adicto. Lo que más me ha gustado siempre de Network, desde la primera vez que la vi, es la capacidad de ir sorprendiéndome conforme avanza su desarrollo, ya que lo que comienza siendo, en apariencia, un drama con tintes realistas sobre los entresijos del mundo de la televisión, acaba convirtiéndose en una sátira feroz, en una tragicomedia grotesca sobre la locura y el desorbitado poder de los grandes medios de comunicación. Y es que en esta película asistimos a la descripción de grandes cuestiones sobre nuestro mundo: la falta de escrúpulos, la dicotomía entre información rigurosa y rentabilidad económica, la frivolización más perniciosa, la conversión de la comunicación formal en show y producto de entretenimiento, la dictadura de los beneficios -personificada en esa vampiresa de la audiencia interpretada por Faye Dunaway-, la gran capacidad de entumecimiento de la sociedad y, sobre todo (aunque podría seguir un buen rato), y el que me parece el tema principal de la película: la gran capacidad de la televisión para trivializar la realidad, y la consiguiente deshumanización que provoca.
- ¿QUÉ NO TE CONVENCIÓ?
Sería un detalle muy feo por mi parte ponerme a despotricar sobre la primera película que recomiendo. Espero que haya gustado y no reciba muchas críticas, aunque habrá que tomárselas con tranquilidI’M AS MAD AS HELL, AND I’M NOT GONNA TAKE IT ANYMORE.
- MEJOR MOMENTO
La verdad es que podría elegir a la película en su conjunto como gran experiencia, pero si tengo que elegir, me quedo con la segunda parte, más lisérgica e incluso espiritual. Entre ellos, aquel en que a cámara comienza en el estudio de realización, y se va moviendo lentamente, sin cortes, hasta introducirse en un plató de televisión, configurado en modo de santuario religioso. El público grita en coro el gran lema fundado por el profeta. Se introduce el show, con el mesiánico Howard Beale como presentador estrella. Es una escena perfecta, y contiene la esencia de la película: la transformación de lo puro en artificio, la capacidad de los medios y de la televisión para transformar la realidad y, después, gobernarla hasta que deja de ser rentable.
También me puedo quedar con la ira de Robert Duvall al ver frustrado el trato con los árabes, o con el momento de Jensen hablando como si fuera Dios, iluminado en esa sala de reuniones oscura.
Pero mi momento favorito, y que incluso verbaliza todo lo que estamos viendo, es aquel en el que el final de la relación entre Max y Diana llega en forma de catarsis. La profesionalidad y los valores de él se ven destruidos por las aplastantes ideas de la ejecutiva, pero, al mismo tiempo, se ve fascinado por ella. Sin embargo, todo termina así: “Si me quedo contigo me destruirás. Como Howard Beale fue destruido. Como Laureen Hobbs fue destruida. Como todo lo que tú y la institución de la televisión tocáis. Eres la televisión personificada. Indiferente al sufrimiento, insensible a la felicidad. La vida queda reducida a los escombros de la banalidad. La guerra, el asesinato y la muerte son para ti como botellas de cerveza. Y la vida cotidiana es una comedia corrupta […] Eres la locura, Diana. Una locura virulenta. Todo lo que tocas muere contigo. Pero yo no. No mientras pueda sentir placer, dolor, amor”.
- ¿QUÉ OPINARÍA TU CUÑADO?
Fíjate que es de mi época, pero nunca había visto esta película. Hay que ser tonto para seguir al profeta ese. Donde estén las noticias de Antena 3 que se quite todo lo demás.
Lo más increíble de Network es que sea una película de 1976. Pese a sus más de cuarenta años se siente terriblemente actual y la crítica que hace a la televisión podría trasladarse a esta época sin resentirse ni un poco. Tal vez sea demasiado larga y un poco redundante con sus eternas charlas entre ejecutivos, pero su mensaje es potente y bien se merece el visionado.
- ¿QUÉ DESTACAS?
El mensaje que nos transmite a través del personaje de Peter Finch es realmente crudo. Un presentador de noticias que no triunfa hasta que se vuelve literalmente loco. Es entonces cuando la gente (y la propia industria) comienza a prestarle atención. Porque eso es lo que vende, el espectáculo. Da igual si la salud de un hombre está en juego mientras la rueda siga girando.
Ya tienen su programa de éxito. ¿Qué más da el resto? Un programa (y esta es la peor parte de todas) basado en el odio. El personaje de Faye Dunaway se da cuenta de que lo que vende es el odio. El conflicto es lo que une a la gente y la mantiene pegada a la tele. No tan distinto de muchos de los programas que llenan la parrilla (y triunfan) en la televisión actual, basados en tertulias donde insultarse unos a otros y sacar las miserias del de al lado es el único objetivo.
¿Para qué ofrecer otra cosa? La verdad no interesa, nadie enciende el televisor para escuchar verdades. Y queda claro cuando Howard cambia su discurso por orden del director de la cadena y las audiencias comienzan a caer drásticamente. Queda claro cuando deciden que la sección de informativos deba ser un programa más, un entretenimiento. Algo que no nos es ajeno hoy en día, dónde triunfa el periodismo del clickbait y el sensacionalismo, por encima de la veracidad y la rigurosidad periodística.
Pero no es solo la televisión la que se ve retratada en esta película, también lo es el resto de la sociedad. Una sociedad totalmente deshumanizada (el público del plató ni se inmuta ante la muerte de Howard), dónde hasta la indignación tiene un horario: el del programa de Howard Beale. Ese es el momento de cabrearse y gritar por twitter la ventana su indignación, para acto seguido apagar la tele y continuar con la rutina hasta el día siguiente a la misma hora.
No he podido dejar de acordarme de Black mirror durante el visionado de Network, por ese carácter premonitorio que tiene, llevando al extremo las consecuencias de un medio tan poderoso como la televisión.
- ¿QUÉ NO TE CONVENCIÓ?
La única pega que puedo encontrarle es el cambio de tono que va teniendo la película según avanza. Lo que parece una historia bastante verosímil acaba convirtiéndose en una especie de parodia (¿en serio era necesario que en todas las escenas se pusieran a gritar como locos?), rematada con el asesinato de forma bastante cómica y absurda de Howard.
La relación entre Diana y Max tampoco aporta mucho al conjunto. Una historia paralela a la trama principal (y por momentos bastante cómica también) que intenta ser una especie de metáfora de la situación del medio, encarnando él a la televisión más antigua o clásica y ella al nuevo modelo de entretenimiento. Algo de lo que obviamente no me había percatado (pese a explicarlo él de forma bastante explícita en el discurso que la da antes de dejarla) hasta leer un poco sobre la película tras haberla visto. De todas formas me parece una trama accesoria y prescindible.
- MEJOR MOMENTO
El discurso del director de la cadena a Howard. Un golpe de realidad en el que desmonta la idea romántica de naciones independientes y explica como el nuevo orden mundial esta determinado por las marcas, las empresas y el dinero. Le deja suave suave.
- ¿QUÉ OPINARÍA TU CUÑADO?
Predicadores de estos antisistema los ha habido siempre y siempre los habrá, pero como queda demostrado en esta película no son más que locos ajenos a la realidad. Mi recomendación personal para evitar este tipo de gente es que no sintonicéis La Secta en vuestros televisores, os ahorraréis un montón de pamplinas que lo único que buscan es cargarse el estado de bienestar en el que vivimos y dejarnos como a Venezuela. Eso sí, llenándose los bolsillos mientras, porque al final son como todos, unos mangantes. Y yo lo que no consiento es que me roben en la cara mientras hablan de humildad y al mismo tiempo se compran mansiones en el campo, que no soy tonto. Mejor malo conocido que bueno por conocer.
Sabias que…La actuación de Peter Finch es la única que ha recibido un Oscar post morten, murió dos meses antes de la entrega de los conocidos premios.
- ¿QUÉ DESTACAS?
Lo mejor es lo cercano que se encuentra el mensaje a la actualidad y lo poco que ha cambiado la situación desde que Sydney Lumet nos expusiera los comienzos de unos principios, o falta de ellos, que aún hoy se repiten en la televisión, y ahora en otros canales,y tienen el desconcertante poder de hacerte creer que provienen de la sabiduría misma. Menos me interesa la consagrada facilidad del hombre de hacer cualquier cosa por mantener el poder y el dinero, que esa ya parecía venir de serie con la razón.
Las interpretaciones son buenas, el guion también y los conflictos morales de la relación amorosa un añadido que se agradece entre tanto conflicto de poder.
- ¿QUÉ NO TE CONVENCIÓ?
A pesar de todas las cosas buenas que se pueden destacar, tengo que dar a este filme una nota bastante pobre y es que me produce un tedio enorme, aun con un mensaje absolutamente actual el contenido y los largos diálogos se me hacen soporíferos. El tema en si no me suscita demasiado interés ( no sé en absoluto todo sobre el tema pero si estoy ya bastante al tanto de los pocos escrúpulos que se pueden tener por un puñado de audiencia y mas que por eso por un puñado de billetes) y para tragarme un folleto así tendría que ser al estilo Peter Weir y su maravilloso “Show de Truman” 22 años después. Soy consciente de que este y muchos mas beberían de esta película que expone los inicios del show noticiario estadounidense pero yo enfrentándome a ella por primera vez en 2018 la encuentro muy fatigosa.
- MEJOR MOMENTO
Me quedo con el intento de intercambiar los papeles tradicionales en la relación hombre-mujer entre los protagonistas, resulta bastante ridículo no parar de escuchar los roles que deberían llevar cada uno, lamentablemente no esta tan desfasado.
- ¿QUÉ OPINARÍA TU CUÑADO?
I ‘M AS MAD AS HELL, AND I’M NOT GOING TO TAKE THIS ANYMORE!
Película que, aún 40 años después de su ejecución, sigue contando con una sorprendente actualidad.
La cinta nos retrata una época de cambio, en las que las televisiones comienzan a adentrarse en el mundo de la desinformación. Ya no importa qué está pasando realmente sino conseguir la mayor audiencia posible, mientras que a su vez, a través de las escenas con el presidente del grupo, podemos observar la utilización de la televisión como medio de lobotomización de las masas, mediante la cual influir y crear un pensamiento único en las personas.
- ¿QUÉ DESTACAS?
La actualidad de la cinta, vigente después de 40 años.
El guion y los personajes que presenta, cada uno con sus deseos e inquietudes, y que quedan perfectamente representados en la pantalla.
- ¿QUÉ NO TE CONVENCIÓ?
Quizás se me hagan un poco de más esos desmayos post recital apocalíptico de Howard Beale.
- MEJOR MOMENTO
La reunión sobre la “continuidad” de Beale en la cadena. En ella podemos observar como los agentes intervinientes han perdido toda conexión con el mundo real, como ya aventuraba el personaje de Max Schumacher. Las personas ya no existen y pasan a ser marionetas totalmente prescindibles en un juego en el que reinan los porcentajes y los puntos de audiencia.
- ¿QUÉ OPINARÍA TU CUÑADO?
Pfff 1976. Toda la pereza las películas estas. A ver para cuando una de las de ahora, con sus movidas de ahora, no de la peña de hace 40 años. En fin, me voy a ver Mujeres y Hombres que esta semana está la Jenny en el trono.
La voz en off nos relata la historia de Howard Beale. En 1969 la hasta entonces exitosa vida de Howard da un giro radical, separándose de su mujer y convirtiéndose en un ser hosco y taciturno con serios problemas con el alcohol. Septiembre de 1975, Howard es despedido de su trabajo debido a la escasa audiencia de sus noticiarios, con dos semanas de antelación y de boca de su mejor amigo, el jefe de informativos Max Schumacher. Así que decide anunciar en televisión su suicidio ante las cámaras.
Es una premisa muy buena. Qué va a pasar, qué va a hacer. Pero dicha premisa se va desmontando a medida que avanza la trama. Beale pierde protagonismo en pro del personaje de Faye Dunaway y William Holden que, sinceramente, aunque entiendo muy bien sus papeles no sé por qué nos cuentan su historia personal.
Es un relato cinematográfico cínico pero aleccionador que no solo nos muestra cómo es el mundo de la televisión sino que también narra el nacimiento de la “telebasura”.
- ¿QUÉ DESTACAS?
La riqueza de los personajes.
Una película se basa en el guion, su pilar fundamental. Un guion en el que los personajes están tan nutridos es una maravilla. Hasta los personajes secundarios, como Robert Duvall, son excelentes.
Y, por otro lado, el debate que nos traslada. Parece un mundo ajeno a nosotrxs: la televisión. Pero del cual formamos parte y es así por nosotrxs que somos quienes decidimos jugar a ese juego. Somos simples pero efectivísimos cómplices, escasos de valor por separado y enormemente valiosos en conjunto. Eterna hipocresía.
- ¿QUÉ NO TE CONVENCIÓ?
Comprendo el personaje de Faye Dunaway pero no su excusa para que exista. Me explico, Faye es implacable, es una mujer con autoridad que sabe lo que quiere y ama su trabajo. Bien. ¿Es necesario que excusemos su actitud diciendo que su psicólogo opina que es así porque tiene comportamientos masculinos? ¿En serio? Porque claro no puedes ser mujer y no querer una relación seria en tu vida. No puedes ser mujer y solo pensar en tu trabajo. No puedes ser mujer y no querer nada más en los hombres que solo sexo. Eso solo lo hacen los hombres, claro.
Pd: no me vengáis con eso de “Es una película de 1975” porque no. No veo necesaria –sí, esta es justo la palabra que busco- esa argumentación en un personaje que nos estábamos creyendo.
Ah, tampoco entiendo PORQUÉ TODO EL MUNDO GRITA TODO EL RATO.
- MEJOR MOMENTO
El comienzo.
El personaje de Howard Beale te atrapa –lástima que sea una mera excusa-.
- ¿QUÉ OPINARÍA TU CUÑADO?
Qué zorra la directora. Menuda histérica ¿puede dejar de gritar?