Danny Boyle y Loveleen Tandan (2008)
Una película interesante, entretenida y de esas que dejan un buen sabor de boca la primera vez que se ven. Sin embargo, dista bastante de ser una película sobresaliente o que te deje marcado.
La primera parte de la cinta es sin duda la mejor, esa presentación de la India y sus estratos más bajos ponen la piel de gallina a la vez que uno queda maravillado por la puesta en escena de la cinta y la mecánica de ésta pero, una vez alcanzada la edad adulta y según la película va tornándose más hacia el romanticismo, ésta va perdiendo fuelle hasta convertirse en un mero trámite para el espectador.
La verdad es que uno se pregunta cómo fue posible que se llevará el Óscar ese año, y es que solamente viendo el resto de las propuestas nominadas es uno capaz de argumentar una respuesta.
- ¿QUÉ DESTACAS?
Lo novedoso de la propuesta y la primera parte de la cinta.
- ¿QUÉ NO TE CONVENCIÓ?
La segunda mitad de la película y los créditos de ésta. No podíamos quedarnos sin bailecito Bollywood, que ya estaba tardando en salir.
- MEJOR MOMENTO
Los flashback al pasado en los que podías ver el día a día de los dos hermanos.
Segundos antes de que comience la intensa partida de Slumdog Millionaire, somos nosotros a quienes se nos lanza la siguiente pregunta: Jamal, un muchacho pobre de las calles de Mumbai, está a punto de ganar 20 millones de rupias en el concurso televisivo del 50×15 indio, ¿cómo narices lo ha conseguido? A saber:
- Está haciendo trampas.
- Ha tenido suerte.
- Es un genio.
- Estaba escrito.
El concursante y protagonista, Jamal, interpretado por Dev Patel (descartemos pues la tercera opción), irá recorriendo la historia de su vida a través de las inquisitivas preguntas de un presentador cretino y sus dos perros de presa, estableciendo la conexión de cada una de ellas con un suceso concreto de su existencia que le dará la llave para conocer esa (y únicamente esa) cuestión específica. Y, oh, resulta que, al igual que el triunfo de su historia de amor, todo el acierto en sus respuestas se debe, cómo no, a que estaba escrito que así sucediera. Qué sorpresa. Las dulces labores del destino, otra vez. Puaj.
En la gala de los Oscar celebrada a principios de 2009, la película de Danny Boyle se alzó con el premio de la estatuilla a la mejor película del año. Quién sabe, quizás el impacto inicial provocado por su original propuesta, tal vez el hecho de que nos encontráramos ante un año de cosecha de nominados realmente floja (con excepción de Benjamin Button), o lo mismo porque los académicos sienten una endémica drogodependencia por las películas que tratan artificialmente temas como la pobreza o la superación personal. Alguno de estos factores decantaron la balanza a favor de Slumdog Millionaire, en un año en el que, buscando un poco, se estrenaban otras tan superiores (a mi juicio) como Revolutionary Road, Two Lovers, Déjame entrar, WALL•E, Il Divo, Gomorra o Escondidos en Brujas.
A la película hay que reconocerle la originalidad de su planteamiento, y es que ciertamente se trata de un guion atrevido y que genera mucha atracción, al menos en un principio. El problema viene cuando descubres que todo se trata de una enorme polvareda, por el tratamiento exhibicionista alrededor de la miseria y el distanciamiento condescendiente hacia temas muy macabros, pero que resultan más fácilmente resueltos a través de la cursilería.
La cámara y el montaje no dejan en ningún momento de ser los protagonistas, con continuos atropellos, congelados y distorsiones de velocidad. Un constante mareo sin sentido que genera la sensación de que la pobreza y las penosas circunstancias de la historia solo sirven de excusa para sacar a relucir todo un argumentario visual. Al fin y al cabo, se trata de una buena idea de partida cuya única tesis final es la noción de un destino caprichoso encaminado a limpiar ciertas conciencias.
Slumdog Millionaire es en un principio seductora, a intervalos ligeramente entretenida, y seguramente bien intencionada. Sin embargo, es inevitablemente una propuesta sobreactuada, rebosante de simpleza y camuflada por fuegos artificiales. La respuesta correcta era la B, Jamal. Sólo has tenido suerte, si es que existe y esto no se trata más que de Bollywood, digo Hollywood.
Como colofón, aquí dejo mi momento favorito de la historia de este programa.
https://www.youtube.com/results?search_query=cincuenta+por+quince
Ojalá hubiera sido él el protagonista.
Es la segunda vez que veo esta película y la verdad es que la primera, allá por 2008, me emocionó bastante más. O ese es el recuerdo que tengo. Igual tiene que ver con haber cumplido unos cuantos años, o haber visto bastante más cine. El caso es que lo que recordaba como una película súper épica ahora no pasa de entretenida con algunos buenos momentos.
Lo primero que hay que dejar claro es que no habrá nadie que dirija ¿Quién quiere ser millonario? como Carlos Sobera. Por mucho que lo intente, el presentador de Slumdog millionaire nunca arqueará la ceja como él. Encima este es un cabrón. Aunque no sabemos por qué (ni intención que tienen de explicárnoslo), le molesta que un concursante pueda ganar su concurso y le intenta boicotear y ridiculizar constantemente.
Pero ay, Jamal ya las ha visto de todos los colores y desconfía de él, consiguiendo seguir adelante. Luego ni le pregunta por el intento de engaño, pa qué. A Jamal lo único que le interesa es que le vea Latika, una niña que conoció con 5 años y que volvió a ver un ratito diez años después. Pero esto es Hollywood amigos, y ni el tiempo ni la distancia podrán con un amor forjado a una edad que la mayoría de mortales apenas recordamos cuando crecemos.
El caso es que la forma en la que Jamal nos cuenta su historia está guay, es original. Es curioso ver como ha conseguido saber las respuestas a preguntas que a priori, un niño que ha vivido en la pobreza y sin estudios, nunca podría saber. Te hace empatizar con el chaval y acabas disfrutando de sus logros, incluso cuando la historia se vuelve demasiado rocambolesca con la trama del hermano y las mafias. Un hermano con el que no podemos conectar ni en el momento de su absurda muerte entre billetes. Salim, muchacho, ¿qué te has creido que es esto? ¿Scarface? (ni que la hubiera visto). Su único momento de cordura en toda la película es cuando, después de años sin ver a su hermano, le recrimina que aun este obsesionado con la chica. De verdad, Jamal, move on.
El caso es que el loco no es sólo Jamal. Para completar el pack, Latika también lleva toda la vida esperando a su amado. Una historia de amor que se cierra de la forma más bochornosa posible con ese KISS ME final sacado de la factoría de comedias románticas más casposas.
Y luego a bailar, que para algo es una película de indios.
- TEST DE BECHDEL
¿Pero acaso habla alguna mujer en la peli? Si cada vez que alguna (la única que hay) lo intenta, la pegan.
Sabias que… El gran charco de excremento sobre el cual cae Jamal, está hecho de chocolate derretido y mantequilla de maní.
Aun estoy en shock por los créditos y el bailecito final. No estoy muy metido en bollywood pero espero seriamente que sea una sátira, porque casi hay que taparse la cara para continuar medio mirando la pantalla.
Estamos ante la gran película del año 2009, ganadora en la categoría de mejor película en los Oscar, BAFTA y Globo de Oro. Y yo me pregunto después de verla si fue un mal año en cuanto a producción fílmica se refiere o es que necesitábamos un extra de caramelo en nuestras vidas.
Metiéndome un poco en materia, la historia es predecible a mas no poder, imposible no adivinar el devenir de la pareja al margen de unos pocos detalles. Ademas la historia deja bastante que desear en algunos aspectos, ¿todo el mundo así de loco por un concurso?¿ por qué todo ese empeño por las trampas y que no lo gane?¿ese es el nivel de preguntas para llevarte un millón de dolares?
El intento de retratar la sociedad parece bastante lejano a la realidad, y aun los momentos mas crudos se ven velados por el sentimentalismo exagerado. Punto y aparte merecen algunas escenas de patriotismo al mas puro estilo yanqui con el billete de 100 dolares; dan para levantarte y vomitar mas fuerte que cuando le sacan los ojos al niño.
Dicho todo esto, la realidad es que la formula funciona bastante bien, enseguida le coges cariño a la pareja y te es muy fácil repudiar a todos los personajes que van a abusar de ellos, y compensar el desequilibrio con el hermano. Ademas se disfruta de unas tomas y una estética que si que poseen una nivel muy notable, llevadas con un ritmo y una banda sonora igualmente sobresalientes.
Por definirlo de alguna manera, lo que tenemos aquí es una formula comercial que funciona y entretiene a las mil maravillas, otra cosa es hablar de la película del año, y mucho menos de obra maestra…
Lo mejor: muy entretenida y facilona.
Lo peor: las expectativas que levanta.
Antes de escribir lo que leeréis a continuación he repasado mentalmente –gracias a Filmaffinity– qué otras cosas había hecho Danny Boyle y ¡wow! Pero si Slumdog Millionaire ¡¡¡está de las últimas en mi ranking Boylense!!! Este señor venía de hacer Trainspotting –una película que siempre me parecerá de pollaviejas (aunque a mí también me encanta)-, 28 días después y Sunshine. De estos datos extraigo dos cosas; en primer lugar Danny Boyle céntrate y, en segundo lugar, ¿en serio por la película que ha ganado más reconocimiento internacional ha sido esta?
Al turrón. Sus películas, para mí, siempre se han caracterizado por el buen uso de la música –esa magnífica intro de Trainspotting– y por tratar temas serios donde se investiga el comportamiento humano. En este caso nos introduce en las entrañas de Jamal, un joven indio, pobre y sin estudios que conoce todas las respuestas del multitudinario programa Quién quiere ser millonario y, por supuesto, todos dudan de su inocencia. Me huele a curry. A priori me creí más la Jurassic World de Bayona.
Danny Boyle cálmate, chico qué planos, relájate, que sí, que sabes usar la cámara, ya está. Que le encanta grabar haciendo el pino. Lo más gracioso es que se hizo con el Oscar a Mejor Fotografía, bueno mira este mérito no se lo voy a quitar porque la fotografía consigue a la perfección sumergirte en la historia –no haré el chiste de Jamal y su buceo en la montaña de mierda-. Y luego que si pa’lante que si pa’atrás, que yo no quiero parecer una básica, pero es que has puesto los flashbacks que le correspondían a Memento.
Es una película más sencilla de lo que pretende mostrar, pero, y ahora me pongo seria, también es cierto que tiene salientes interesantes que sacan punta a diversas verdades. La más acertada, cuando la historia de amor deja respirar y da paso a lo más sugestivo: la diferencia de clases y los prejuicios intelectuales. Destaco, por otro lado, el ritmo que, aunque se va perdiendo paulatinamente, desde el principio engancha.
Ritmo que, en ciertas ocasiones, es perseguido intencionadamente. Por ejemplo, con la muerte del hermano de Jamal que simplemente parece que busca teñir de dramatismo un fragmento de la película que está careciendo de pulso.
Por último me produce rechazo ese “giro” en la última pregunta que debe responder Jamal que, sin venir a cuento, el planteamiento cambia y no sabe la respuesta por lo que se encomienda a los dioses y acierta. De esta manera se carga el discurso que hemos visto a lo largo de la película y deja todo en manos de la suerte. Un deus ex machina loco y absurdo. Jamal gana a Latika gracias a esa última pregunta y sin que nadie lo sepa – ironía dramática -; ése es su premio, no necesita ganar también el concurso –venga hombre-.
Para muchos en una película dramática fantástica pero a mí se me queda en una simple fábula.
Pues no me ha gustado. No se si es por la pereza que me da la India o por lo previsible de la película, pero mi vuelta a las críticas no ha sido la esperada. Yo, que volvía con toda ilusión del mundo y la realidad me abofetea la cara con la intensidad suficiente para dejarme tumbado en la lona debatiéndome sobre si seguir perdiendo el tiempo viendo películas que no quiero ver o continuar en nuestro particular club. Y aquí estoy, dando mi opinión sobre una película que según había oído era pura ambrosía. Un film donde el drama y las calamidades de un joven niño indio quedan enterradas bajo una colina de rupias y el amor de una joven belleza india. Lo de siempre vaya, la típica historia que acaba bien, donde el drama y la denuncia de una realidad injusta y contundente quedan menospreciadas bajo una historia de amor ñoño y adolescente. La tierna historia de amor juvenil desdibuja el drama de un contexto crudo y tajante que debiera primar ante la trama típica y predecible, que se convierte ya en ridículamente prototípica cuando los protagonistas se ponen a bailar. This is India bitch. En fin, la verdad es que no me esperaba nada espectacular y así lo he comprobado, viendo un metraje que sigue a rajatabla los preceptos y normas más típicas y básicas del cine moderno, donde la sorpresa y el asombro brillan por su ausencia.