Two lovers

James Gray (2008)

 

Me ha gustado mucho. Una ambientación gris y plomiza que acompaña a la perfección este melodrama romántico, dibujando una historia desgarradora que refleja la realidad de un hombre desdichado.

Y es que el frío, la melancolía, la pesadumbre del entorno de una ciudad desangelada casa a la perfección con la puesta en escena de Joaquin Phoenix, que refleja en cada escena con su actuación la más profunda tristeza, donde cada rayo de luz se sabe que va acabar sepultado por el más contundente pesimismo y la realidad de la desidia de la vida diaria.

Producción elegante y sutil, que no cae en el dramatismo y sentimentalismo fácil, ágil, a veces demasiado, que no profundiza en exceso en el desarrollo de los personajes, pero que se hace ligera a pesar de las 2 horas de duración y de la carga dramática del film. Muy recomendable.

¿Pero Joker no estaba todavía en cartelera?

Here we go again.

No sé si Joaquin Phoenix se llevará el Oscar este año, lo que está claro es que le ha servido, como mínimo, para que Two lovers se haya recomendado en El club del cine. Si no de qué.

Hasta aquí bien, es un actor que me gusta y no sabía nada de la película, así que la he puesto con cierta ilusión. Cual ha sido mi sorpresa cuando me he dado cuenta de que estaba viendo la misma peli que vi hace un par de semanas rodeado de adolescentes en los mejores cine en versión original de Europa: los Ideal.

No se me entienda mal: no son iguales. Joker es mejor. Two lovers es como el primer borrador. Si Joker fuera una receta de El Comidista, Two lovers sería el plato que me quedaría a mí al intentar seguirla. Los ingredientes son los mismos y los primeros pasos son parecidos, pero a medida que va avanzando va perdiendo calidad hasta terminar en algo bastante insípido.

Una vez hecha esta necesaria comparación, diré que no la he odiado. Es más, me ha entretenido y hasta interesado por momentos. Es verdad que hay cosas absurdas, sí. Nadie se cree, por ejemplo, que Leonard y Michelle se conviertan en mejores amigos después de literalmente dos ratos juntos. Por no hablar de la amalgama de relaciones tóxicas que hay (todas) y que solo empeoran con cada decisión que toman los personajes. Decisiones que en muchos casos son difícilmente explicables, siendo generosos.

Cubierta la cuota de hater, me gustaría destacar por encima del resto a Leonard, un personaje que, interpretación de Phoenix aparte, me ha resultado muy interesante. Me parece casi un hito que se muestre a alguien con enfermedades mentales y que no parezca eso, el Joker. Tan acostumbrados estamos a la representación exagerada de estas enfermedades en el cine, que con cada revés que se lleva el personaje casi estamos esperando que haga alguna barbaridad. Sin embargo va encajando los golpes de forma comedida, sin necesidad de mostrar un espectáculo “para que lo entendamos”, porque ya vemos que por dentro se está desmoronando. Me parece una forma respetuosa (y seguramente más real) de tratarlo.

Y así llegamos al final, que también me parece digno de mención. Un final triste (que no es nada habitual y siempre aplaudo) en el que Leonard acaba totalmente derrotado y agotado, entregándose a la vida plana y monótona que le espera. Lo que no se muy bien como interpretar es el gesto de la madre cuando le ve volver a casa. ¿De qué está contenta, señora?

Y no quería quedarme sin comentar la facilidad que tiene Michelle para dormirse. No le ha terminado de escribir en el brazo I love you y ya ha caído. Ni tres segundos oiga.

Estamos ante un drama que ya vi por primera vez en su día y que tenia totalmente olvidado. Me temo que este segundo visionado tampoco va a ayudar a mi selectiva memoria, pues es un film que veo como si tuviera la pantalla muy lejos, no consigue tocarme en ningún momento, Enrique la describió muy bien con su postura en el sofá: mano en el mentón, tez de piedra, repanchingado con ropa cómoda y imagino que miraditas de vez en cuando a la ventana. En un barómetro sufrimiento-felicidad esto es un 6, no esta mal, dos horas y ponle cuatro si sumas el primer visionado de paja vital que necesito en mi día a día. El colega en la peli dice que se siente muerto, y le hemos visto tirarse al mar en pleno invierno, llorar y reír y dar saltos como quinceañero enamorado; y yo me pregunto que clase de sufrimiento atroz debe ser su ideal de persona viva.

Sobre la película en sí, diré que cuenta con una buena interpretación de Joaquin, me creo su alma torturada. Una buena fotografía y una gran ambientación que acompaña perfectamente el tono gris y congelado. Todo funciona correctamente y lo único que me rechina varias veces es el guion, no me da la sensación de ser verosímil la forma de actuar de los personajes en algunas situaciones, y me viene a la cabeza la cena con el amante, como si quisiera meter ese encuentro de cualquiera de las formas. Me ocurre varias veces a lo largo del visionado.

Voy a dar mi opinión desde el desconocimiento casi absoluto (que no quiere decir que no me la crea) : Bendita relación con Sandra en la que pasa los mejores momentos de su vida aunque no sepa apreciarlos, en el momento que se de cuenta que cuanto más plano más feliz lo tiene todo hecho. Nos perderemos su autentica sensibilidad fotográfica, su angustia existencial romántica y si fuera por él seguiríamos en la caverna fabricando sílex con dos piedras, pero joder que bien viviría si todo le rebota. Será que lo que me preocupa del 10N es mi amigo Aitor Fernández.

No descarto una tercera vez.

Nunca había visto nada de James Gray así que he afrontado esta película sin ninguna pretensión y al acabarla me doy cuenta de que ha pasado por mí sin pena ni gloria.

Los puntos –o puntazos- positivos que tiene dicho largometraje son: en primer lugar los personajes. En muy pocos minutos describen cómo es cada personaje, con comportamientos y detalles casi invisibles pero magníficos y eficaces (esto no quiere decir que yo esté de acuerdo con cómo son o se comportan pero considero que está “defendido”). En segundo lugar Isabella Rossellini. No tengo más que añadir: ELLA.

Por el contrario me molestan mucho los papeles de tío atormentado por su pasado y vulnerable en su presente que intenta seguir adelante pero ¡oh, pobrecito es que mira lo que me pasó pero yo saldré adelante porque soy fuerte y siempre triunfa el amor –aunque sea falso-¡

Los padres jugando a ser casamenteros con un hijo treintañero al que, por cierto, le siguen recogiendo el dormitorio. La cita con el novio de la chica que le gusta para ver si le quiere. La manipulación de Phoenix para que Paltrow le quiera…. En fin, cositas que me dejan con la boca abierta y que no me encajan en el guion.

La verdad es que según avanzada la película y me acercaba al final pensaba que habría un giro de guion –no necesariamente brillante- que me hiciera entender algunas cosas como, por ejemplo, que ambas relaciones parezcan un tanto infantiles. Pero no.

Vuelta a las andadas por este hermoso punto de encuentro al que hemos denominado El Club del Cine. Las malas lenguas podían pensar que no era el mejor momento para una vuelta viendo a quien le tocaba proponer, pero lo cierto es que nos hemos encontrado con una buena película y con una actuación espectacular.

Vamos al turrón y esperemos volverle a coger el tranquillo a esto de las críticas lo antes posible.

Un saludo para las nuevas incorporaciones, a ver si conseguimos mantenerlas a todas en nuestras filas.

  • ¿QUÉ DESTACAS?

La ambientación de toda la cinta, que consigue plasmar mediante esa luz el mundo de Leonard y el de los personajes que le rodean, esa tonalidad azul que nos acompaña durante toda la película y que pocas veces nos sorprende con chispazos de luz, reflejándonos los sentimientos del propio Leonard.

La actuación de Joaquim Phoenix, espectacular. Consigue transmitirte a la perfección las emociones de Leonard.

  • ¿QUÉ NO TE CONVENCIÓ?

Como no todo podía ser perfecto, la película peca de ser algo previsible, si bien esto no enturbia la historia de fondo.

Así mismo, se me hizo algo incómoda esa tendencia psicópata de Leonard a la hora de perseguir a Michelle.

  • MEJOR MOMENTO

El desenlace final, con esa última escena en el sofá de la casa de Leonard.

Me estreno en el Club del Cine con esta película que parece que sí pero no nos engañemos, es un no. Ya la había visto hace unos cuantos años y en mi mente quedaba el poso del frío, una casa en la que no apetece vivir y el elegir entre dos amores, pero había olvidado casi todo lo importante.

Si bien creo que la ambientación está realmente conseguida (el gris, el azul, la humedad, el frío, el aura depresiva) poco más creo que puedo sacar en positivo. ¿Por qué la depresión, la ansiedad o la bipolaridad se tienen que mostrar en el cine siempre en una ciudad sombría? La depresión existe en verano y al sol. Ya me hubiera gustado a mí ver a Joaquin Phoenix haciendo esto al sol. ¿Y por qué tiene actitudes (o más bien movimientos) como de niño pequeño? ¿Cuántos años se supone que tiene su personaje?

Al principio la película me estaba convenciendo: cómo la depresión te lleva de arriba abajo y viceversa, cómo tu momentáneo estado de ánimo depende de los demás, esa sensación de soledad tan bien creada, siempre rodeado de extraños. Joaquin Phoenix no encontrando su espacio ni queriendo buscarlo. Luego todo pasó a ser demasiado explícito y previsible. La aparición estelar de la Manic Pixie Dream Girl de turno. Oh sí, Gwyneth Paltrow, tú también eres una chica especial que necesita que la salven. Guau, esto nunca lo había visto en el cine. Aquí tienes a tu hombre de turno para cuidarte si tu opción A no aparece. Y si al final decides no viajar, pues ya tendrá a otra que cuidar, que de despechados está lleno el mundo. Apasionante trama.

Lo mejor: El pelo rubio de Gwyneth Paltrow en la estación de tren.

Lo peor: El protagonista haciendo cosas creepys véase contar puertas en el tren, hacer fotos a su vecina, rapear, babear mientras la otra le enseña una teta, los diálogos. Espera, ¿eso que he visto ha sido una escena de sexo de 15 segundos con abrigos?

Te gustará si te gusta: el amor romántico, los “adolescentes” con peceras en sus habitaciones, las fiestas con los amigos de tus padres, no independizarte nunca, los hombres que salvan a mujeres, las mujeres que necesitan ser salvadas, el pelo rubio y liso, la gente que vive lejos del centro, mandar SMS a tu vecino para que suba a la terraza y te haga casito.

Estamos (quizás) demasiado acostumbrados a que las películas de amor americanas sean optimistas y, sobre todo, luminosas. A que reflejen un concepto del amor bastante simple y artificial que, ya sea dentro de la comedia o incluso del drama, se desarrolla casi siempre de acuerdo a la misma estructura y los mismos clichés. Un amor sensiblero y falsamente inmortal que, aunque pueda ser confortador y alimente ciertos anhelos, está bastante alejado de la realidad. Si bien este tipo de películas nos aportan un ligero entretenimiento que todos necesitamos de vez en cuando, haríamos bien en dejar la reflexión sobre estos temas en manos de los grandes creadores.

Y a James Gray no le gustan las mamandurrias. Este director americano, nieto de emigrantes judíos procedentes del Imperio Ruso, es bastante desconocido pese a contar con una filmografía ya dilatada y tremendamente coherente en términos de subtextos y puesta en escena. Es heredero del cine de Coppola, y en sus películas siempre salen a relucir las mismas obsesiones: la culpa, la necesidad de redención, los problemáticos recovecos de las relaciones paterno-filiales y la imposibilidad de escapar a un destino familiar.

Aunque comenzó haciendo thrillers policíacos, todos ellos de tremenda sequedad, en los que imperaba la temática del poder de la sangre (especialmente recomendable La noche es nuestra), ha sabido moverse por distintos géneros sin perder la esencia que envuelve todo su cine: el clasicismo. Lo ha hecho con el cine de aventuras (Z, la ciudad perdida), e incluso con la ciencia-ficción espacial (Ad Astra, que hasta hace poco aguantaba en cartelera). También con el drama romántico, pues Two Lovers es una rareza con sabor a añejo, a cine que renuncia a los patrones actuales de modernidad. Pero sobre todo es un drama romántico maduro e inteligente, basado en sentimientos complejos y personajes contradictorios.

Joaquin Phoenix interpreta a un hombre desdibujado, traumatizado e inquietante. Anclado en casa de sus padres, y seguramente cohibido por una brutal sobreprotección, es infantil y vulnerable, incapaz de tomar decisiones certeras para sí mismo. En este contexto, conoce a dos mujeres: la primera, Sandra, representa la estabilidad, la calma, el cariño sincero y el refugio maternal; la segunda, Michelle, la atracción animal, el amor enfermizo y fatal, el peligro de un precipicio emocional. Es la lucha eterna entre lo que nos conviene y lo que realmente deseamos.

Demasiadas veces, el amor no entiende de buenas intenciones. Es irracional y caprichoso, y puede ser un puñal directo a nosotros mismos, sin que seamos conscientes de ello. Por eso, vemos a Leonard perder la cabeza por alguien que en ningún momento le corresponde, salvo en su propia imaginación. Con ella es complaciente y frágil, dependiente hasta el extremo y engañoso para tratar de impresionarla. Un pagafantas de manual. Michelle, una mujer quebradiza, inestable y sin rumbo, y tan solo le acoge a veces por interés, a veces por una humana necesidad de cariño y amistad.

Es la historia de un fracasado, como lo son la mayoría de personajes de James Gray.

Alguien con una nefasta facilidad para conducirse irremediablemente hacia el abismo, irreflexivo y tóxico para sí mismo. Two Lovers es una película sobre la cara reversa del amor y la dificultad de gestionar los sentimientos. No es bonita, ni dulce, ni mucho menos complaciente: desde la fotografía, densa y muy oscura, hasta la música y la puesta en escena, todo genera una tristeza y una desesperanza que encajan a la percepción con la historia, los personajes y el ambiente que les rodea.

Y por último, esa bestia interpretativa, Joaquin Phoenix, y su increíble facilidad para construir personajes turbios, que habitan siempre en los márgenes de lo convencional. En este extracto de una entrevista ofrecida por James Gray a El País, podemos hacernos una idea de cómo trabaja este actor inconmensurable:

“Odio los ensayos. Las películas solo se pueden hacer una vez y aprovechando los accidentes. La clave es escuchar a los actores en las tomas. Entre películas Joaquin y yo no somos amigos. De vez en cuando nos enviamos mensajes de texto. Pero en el rodaje sé que irá al máximo, que piensa como yo, que nada le atará. Y es una fiera. Mira, en un plano de Two lovers, en el que su personaje mira a través de una ventana a Gwyneth Paltrow hablando por teléfono, un plano muy Kieslowski, Joaquin empezó a masturbarse en mitad de la toma. No pude usarlo, porque podía parecer ridículo, aunque tuvo el coraje de hacerlo porque su personaje lo hubiera hecho. Eso no puedes pedirlo, pero él puede dártelo. Por eso es brillante».

Me estreno en el club del cine y tal vez, más allá de las redacciones de inglés del instituto, creo que es mi primera vez haciendo una valoración escrita sobre una película. Lo siento de antemano.

Me quedé dormida la primera vez que intenté verla. Me aburrió este triángulo de desamores y gris en el que no falta ningún cliché.

Así la he visto yo: Leonard, tipo insulso con tendencias suicidas y bipolares que compagina la fotografía y la tintorería familiar tiene loca a la hija perfecta de unos amigos de negocios de sus padres, casamiento de conveniencia ya. Pero él se enamora de su vecina rubia, a la que ha visto dos veces y que está liada con el típico ricachón casado con hijos que le promete dejarlo todo y amor eterno. Amor romántico por todas partes.

Contra todo pronóstico el señor rico cumple con su palabra y deja tirada a su mujer por lo que Michelle deja tirado a Leonard. Pobre Leonard que había sacado todos sus ahorros para comprarle un anillaco de compromiso, menos mal que decidió aprovecharlo y como debía ser, salvar el negocio familiar, y pedirle matrimonio a Sandra.

Cosas a favor, el papel de Joaquín Phoenix, momento teta en la ventana y regalo de guantes de cuero.

Y creo que para ser la primera vez, ya está bien.

Por cierto, decidme que también os ha dado mucha grima el momento follar en la terraza de Leonard y Michelle.

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