Casablanca

Michael Curtiz (1942)

Poco puedo aportar yo como aficionado al cine a todo lo que se ha escrito ya sobre este súper clásico. La escogí como película 100 además de por su incontestable calidad porque de entre los clásicos es la primera que realmente disfrute y me abrió a consumir este tipo de cine con menos reservas. Y es que para los que nos pilla algo lejos esta clase de cine se nos hace difícil muchas veces conectar por las distintas barreras ya sean tecnológicas, formales o temáticas. Siempre es importante saber a lo que te enfrentas y enfocarlo como tal, aunque la manera de interpretarlas siempre se haga desde el prisma de la distancia.

Con Casablanca nunca tuve ese tipo de problemas, pues desde el principio y todas las veces que la he visto, he quedado impresionado con su increíble guion y la caracterización de sus personajes. El final siempre ha sido intrigante y trepidante a pesar de haberlo visto unas cuantas veces.

La prueba siempre irrefutable de que estamos ante una gran película es precisamente su capacidad para sobrevivir al paso del tiempo y mantenerse vigente. Muchas películas posteriores de incluso los 80 y los 90 envejecen mucho peor que esta.

Di con Casablanca gracias a José Luis Garci. No somos, ni de lejos, de la misma época, pero reconozco que he visto y disfrutado la mayoría de sus tertulias en ¡Qué grande es el cine! y Cine en blanco y negro. No recuerdo cuándo fue. <<Casi todo el mundo ha visto Casablanca -escribe Garci en Las 7 maravillas del cine-, en una época u otra, conoce el argumento, sus personajes y las premisas. Desde hace más de medio siglo, esos tipos que están de parte de los signos y los símbolos, los famosos semióticos, hablan y no paran de este melodrama B de la Warner en blanco y negro. Casablanca o la sublimación del adulterio. Casablanca o la mitología del sacrificio en estado puro. Casablanca o la esperanza como método. Casablanca o el rito de ritos. Casablanca o el prólogo rotundo al existencialismo relativo a Sartre. Casablanca o la ciudadanía y el idealismo como fábulas a seguir muy atentos. Casablanca o el libro de texto imprescindible para los profesionales del trivial. Hasta los filósofos más duros de la extinguida posmodernidad, ay, propusieron las hipótesis blandas de una Casablanca apología de la homosexualidad: “Louis, I think this is the beginning of a beautiful friendship”, Rick y Renault al fin solos bajo la niebla nocturna de Marruecos.>>

Y, vosotrxs, ¿de qué Casablanca sois?

Yo me quedo con la historia de amor, con la Casablanca romántica, con el Rick romántico porque sí que creo que lo es. Llegados a este punto he de decir que dejo de lado mis principios porque sé que si veo esta película con las gafas moradas otro gallo cantaría pero quiero seguir soñando. La Marsellesa, el The End sobrempresionado sobre el mapa de África, “Ojalá no te quisiera tanto” “Siempre nos quedará París” o “Bésame como si fuera la última vez” ese piano con As time goes by, “Déjelo en paz Ilsa, le trae mala suerte.” Tantos momentazos. La primera vez que se ven Ilsa y Rick, ese segundo de magia es el cine.

Rick es un tipo introvertido, un serio engominado, un bebedor nato y mejor fumador. Rick es un mito e Ilsa la musa que le devuelve a la realidad. Pero no se pertenecen. ¿Puedes estar enamorado toda la vida de una mujer? ¿Vale la pena renunciar a lo que más quieres por ideales políticos? Difícil respuesta.

Si nos quedamos en la superficie es una historia romántica: dos seres que se conocen, se separan y se vuelven a reencontrar en circunstancias adversas pero todavía se quieren. Lo que hace que a Casablanca se la considere un clásico imprescindible es, sin duda, su guion. Diálogos precisos, secos y brillantes. Ya he reproducido anteriormente algunos pero ¿no os parece un gran mérito que hasta personas que no han visto la película sepan sus grandes frases? Historia del mainstream al igual que la sopa Campbell de Warhol o La persistencia de la memoria de Dalí. Repito: mérito. Gracias a dicho guion la tensión va subiendo poco a poco hasta su escena final, contenida en su justa medida y perfecta para la resolución en esa pista de aterrizaje donde no puede caber más amor.

¡100 películas! Increíble que hayamos llegado a semejante número, nunca lo hubiera dicho. Pero qué guay. Larga vida a El club del cine.

Ahora Casablanca, vamos allá. Todos sabemos que es un clásico. Y de los años cuarenta. Así que intentaré tratarla con el respeto que no se merecería en 2021.

Ya sé que es otra época, otra mentalidad y otros estándares, pero se me hace inverosímil toda la trama amorosa. Resulta que el protagonista es un cínico enfadado con la vida porque hace años conoció a una chica con la que se lío un par de veces y le dejó plantado. Rick, igual tenías que haberte dado cuenta de que si llamabas a tu pareja “kid”, algo estaba mal desde el principio. Pero bueno, lo dicho, es otra época y blablabla.

Mi parte favorita de esta trama es cuando Rick e Ilsa tienen la conversación en la que ella le explica todo y acaba más o menos así:

Rick: ¿Y ahora qué vas a hacer?

Ilsa: No sé. Tendrás que pensarlo tu por mí.

Rick: Lo haré.

Juro que solté una carcajada. Pero que vas a pensar tú, Rick, si llevas años con una rabieta de niño de cinco años porque tu novia de dos días pasó de ti.

Y ella, después de sólo recibir hate de parte de Rick, resulta que está enamoradísima otra vez. Un clásico, efectivamente. Casablanca ha pasado a la historia como una de las grandes historias de amor, y así nos va. De aquellos barros estos lodos.

Al margen de eso la película me ha parecido bastante entretenida. No se me ha hecho especialmente larga y para la factura técnica que se gasta (propia de la época, claro) lo considero un éxito. No sé si es el estílo de los 40 (porque seguramente no haya visto nada más de esa década), pero me da la sensación de que todo ocurre de forma atropellada. Incluso los actores parece que tengan prisa por acabar sus frases. Pero para verla a día de hoy lo considero una virtud, porque consigue mantenerme atento incluso cuando no consigo creerme las actuaciones, que es algo que ya he dado por perdido en el cine clásico. Y es que hace ya casi 100 años de esta película, seguramente también me parecería falso ver hablar a alguien de esa época fuera de una película. Simplemente los códigos son otros.

Por último diré que me ha recordado en algún momento a La la land. ¿Puede ser que suene también la mítica canción del piano o una parecida? O tal vez sea que ambas tienen una atmósfera similar en algún momento. Incluso puede que sea la inexpresividad del protagonista. El caso es que me han dado ganas de volver a verla, y conmigo vais todos detrás. Ya sabéis cual es mi próxima recomendación. A ver si en esta tratan mejor las relaciones amorosas. Spoiler: sí.

Casablanca es una de las películas que ha estado años en el montón de “Ya la veré”. Como casi todos los clásicos míticos no defrauda, el Hollywood clásico pre Marvel ® hacia peliculones (y propaganda yanqui) de mucha calidad. La trama de cine negro que mezcla sentimentalismo, idealismo cinismo funciona como un reloj y te mantiene enganchado, no time for checking WhatsApp.

El inicio de me hizo temer lo peor, los mapitas la avalancha de personajes, la cantidad de facciones y dobles alianzas me llevo a pensar que me iba a enterar de la misa la mitad, pero hacia la primera hora de película todo encaja bien. Me gustó mucho el espacio que te da el avance de los acontecimientos para las elucubraciones y el guion, que lo dice todo pero nunca de manera explícita.

Hay muchos personajes y todos con bastante profundidad, explicita en unos casos, como en el caso del Capitán Renault, y oculta en otros como Sam o Sacha. El contexto de inestabilidad en la ciudad, dependiente de los devenires de la guerra, y los márgenes de poder e influencia de las diferentes facciones que intervienen en la trama (Francia ocupada, Francia no ocupada, resistencia Europea y el Reich) mantiene la peli funcionando.

Top:

    • Darles en los morros a los Nazis siempre es bien. ¡Aux armes, citoyens, formez vos bataillons, marchons, marchons! (si aunque sea con la Marsellesa)
    • El affaire entre Ilsa y Rick. La cara que pone Rick la primera vez que ella aparece en el Bar La reacción mamonesca de Rick la primera vez que Ilsa le pide los salvoconductos. Poliamor en tiempos de la Segunda Guerra Mundial
    • Todo lo que tiene que ver con el capitán Renault (además de por el nombre)
    • La Banda sonora, de Max Steiner.

Me quedé con las ganas de echarme un cigarro en el bar de Rick con un sombrero y el full look de resistencia.

Recomendación: si os interesan estas cositas de la resistencia antinazi este año me leí un libro que merece mucho la pena. Jan Karski Historia de un Estado clandestino

Casablanca es el séptimo arte en su máximo esplendor, la cumbre del cine. A pesar de haber cumplido casi 80 años, se mantiene joven como el primer día. Es verdad que ese encanto clásico y romántico quizás ya no esté de moda, pero a mi me da igual, ya no hay personajes como Rick.

El contexto es inmejorable. Años 40, la Segunda Guerra Mundial está en su apogeo. Alemania ya han invadido Francia y camina sin temblarle el pulso hacia la conquista de Europa. Mientras tanto, la ciudad de Casablanca, en Marruecos, sigue perteneciendo a los franceses por lo que sirve de conducto para la huída de refugiados aliados que huyen de la guerra. Es en este caldo cultural donde nuestro protagonista regenta un café donde se reúnen las mayores personalidades que llegan a Casablanca. El café de Rick se mantiene neutral y abierto a todo tipo de gente, al igual que su dueño. Humphrey Bogart hizo historia con su personaje misterioso y atormentado, que tan imitado y repetido sería en el cine futuro. Rick, con un pasado incierto y un presente tranquilo, se nos presenta como un hombre imponente, frío y distante, que no permite que nadie rompa el grueso muro que le separa del resto de los mortales. Al menos hasta que Isla (magistral Ingrid Bergman) vuelve a cruzarse en su camino, removiendo las aguas de su pasado y creando una grieta en el grueso muro que tanto le ha costado crear.

La brillante puesta en escena de Michael Curtiz da vida a una intensa mezcla de drama, cine negro y romance que se nutre de un guión capaz de dejarnos frases tan brillantes que aún siguen siendo recordadas en la actualidad (¿a quien no le suena tócala otra vez Sam o siempre nos quedará París?). Y todo esto en solo 102 minutos.

Para la posteridad quedarán siempre escenas como la interpretación de la Marsellesa iniciada por Victor Laszlo en el café de Rick, silenciando el cántico alemán y transmitiendo el sentimiento de unidad del oprimido pueblo francés ante la ocupación nazi o su perfecto final, convirtiendo al personaje de Bogart en una instantánea leyenda cinematográfica.

Soy una paleta, lo sé. Completamente. No soy capaz de disfrutar de Casablanca como lo ha hecho todo el mundo a lo largo de la historia. Admiro a la gente que se sigue estremeciendo con películas de los 40 y anteriores, me dan muchísima envidia. He estado repasando la lista en orden cronológico de mis películas vistas y hasta los años 60 no hay ninguna que realmente haya disfrutado como si fuera actual (te excluyo de esto a ti, querido James Dean, con tu chaqueta roja). Qué pena, qué paleta soy. Pero es que esos cromas tan cutres, ese humo falso, esos besos tan novelescos… todo eso me desconcentra y me acabo perdiendo. Y eso que si lo piensas una película así no se diferencia mucho de ir al teatro.

Podría decir que al menos la trama me ha gustado, pero es que tampoco mucho. La burocracia bélica me da mucha pereza. Y sí, las actuaciones claro que son buenas, pero no he podido evitar perder la concentración analizando si Ingrid Bergman tiene bigote o es solo una sombra.

En fin, le doy dos estrellas pues porque es obligatorio puntuarla, pero la que se merece dos estrellas soy yo.

Como de todo en esta vida hay que sacar algo positivo, aquí mis dos conclusiones:

  1. Siempre es un placer ver escenas originales que te han incrustado hasta la saciedad en la cultura popular. Frases como “siempre nos quedará París” se convierten en un poco más reales.
  2. Al menos no moriré sin haber visto Casablanca

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