Thank you for smoking

Jason Reitman (2005)

 

De Thank you for smoking puedo decir que es correcta. Definitivamente no es una peli memorable y seguramente la habré olvidado en un par de días. Aun así siempre me quedará ese pequeño recuerdo como la película sobre la industria del tabaco.

Lo mejor sin duda es su protagonista Nick Naylor en ese papel del antihéroe. Sabes que es un manipulador y una persona sin escrúpulos que es cómplice de miles de muertes, pero no puedes impedir que genere en ti cierta simpatía. El cabrón tiene carisma, y lo sabe. Y al final del día tendrá que pagar la hipoteca, ¿no? La hipoteca de su casoplón.

Para más inri, el legado que deja a su hijo es el de enseñar a manipular a la gente. No se puede ser más malagente. Y aun así no te odio, Nick. Tal vez por esa sonrisa pícara. Al que si odio es al hijo. Amigo, si vas a ser un hijo de puta como tu padre, al menos no parezcas tan repelente.

Luego tenemos algunos personajes secundarios más, como la periodista o el jefe (¿este tío siempre hace el mismo papel de Whiplash?), que son puros clichés y poco tienen que aportar.

Cuando más luce la película es cuando Nick se desenvuelve con total normalidad (e inmoralidad) en las situaciones que se le van presentando. Lo mismo le da tener delante a un niño con cáncer que a un senador. Su sonrisa y su discurso vacío siempre le permiten salir airoso y con la partida ganada.

En definitiva, no es una película para la historia pero tiene su personalidad y se hace entretenida. Además la tenía pendiente desde 2013 y mira, eso que me quito.

Dice bastante de Thank you for smoking que no recordara que ya la había visto hasta que aparece Seth Cohen. En general me ha parecido, en efecto, bastante olvidable y predecible. Destaco pocas cosas: la conversación con Rob Lowe sobre product placement (quiero pensar que en alguna parte del mundo no se negocia así, pero…) o la actuación del protagonista. Admirable también el elenco de secundarios, es que hasta Catherine Reitman aparece un segundo sosteniendo un micrófono (sí, he tenido que buscar su nombre).

En fin, las películas sobre poder y lobbies siempre me han parecido demasiado excesivas y americanas, no tienen la culpa de mi poca admiración hacia ellas. Solo quiero decir sobre los debates que aparecen una cosa: Pablo Iglesias les habría machacado. No habría tenido que aludir al queso de Vermont.

Por supuesto, no os creáis que os ibais a librar de mi perorata sobre el papel de las mujeres. La única salvable es la “amiga defensora del alcohol”. El resto, oh sorpresa, madres o putas. Resulta que solo el sexo podría hacer que Nick Naylor contara uno a uno todos sus secretos, y por supuesto solo una zorra despiadada podría revelarlos. La culpa, cómo no, es de ella, que después de sacar a la luz el reportaje de su vida, termina denostada dando el tiempo en mitad de un temporal.

Lo mejor: Cuando terminó me hice un repaso de qué ha sido de los actores de OC, vaya rato más entretenido.

Lo peor: El hijo ese tan repelente. Por favor, qué pereza.

La película, con resumen en mano, plantea una serie de debates vigentes y muy importantes como el poder de las multinacionales, la presión de lo lobbies, la moralidad de sus trabajadores y la definición de libertad que tan de moda esta estos días de confinamiento.

Lo que me encuentro es con la definición de americanada total, además, una ya casposa por el paso del tiempo. Con cierto intento de rebeldía en el que el protagonista no llega al tópico de conversión evangelizante pero sin que le falten los discursos con bandera de barras y estrellas, los niños repelente que saben darte justo las claves para enderezar tu vida en los momentos mas difíciles y sin falta de un humor al más puro estilo película de acción yanqui. Ni para pasar el rato. Me veo incapaz de sacar conclusiones de ninguno de los temas que se abordan por que mi cerebro se mantiene ocupadísimo contando la cantidad de recursos y escenas que ejemplifican la parodia del cine estadounidense. No hay nada peor que hacer una parodia sin pretenderlo.

Al terminar me ha venido a la cabeza que no se ve a nadie fumar en todo el film, no lo he contrastado pero ahí queda como anécdota.

Cuando leí el título de nuestra próxima película pensé: «¿Qué es esto? No me suena de nada.» Qué grande (y grata) fue mi sorpresa al descubrir que el director es Jason Reitman de la famosísima Juno y la horrible -lo siento- Up in the Air, por ejemplo. Yo jamás había dado, queriendo o sin querer, con este título y qué pena, chico.

Qué me gusta a mí una película estadounidense que critique a esa USA del (falso) sueño americano y a esa sociedad que tiene sus principios pero si no le gustan puede tener otros (Groucho forever). También me ha recordado a esa escena de «El lobo de Wall Street» en la que el personaje de Leonardo DiCaprio le dice a sus trabajadores «Véndeme este boli».
La película a nivel de guión o estructura se podría decir que es perfecta, sólida y clara. Tampoco hace juicios ni entra en esa moralina típica de algunas producciones  -como las de Gabriele Muccino-.

Estoy muy segura de que todos nosotros compraría absolutamente cualquier cosa que le vendiera Nick Naylor. Ojalá me venda algo.

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