Mid90s

Jonah Hill (2018)

 

Elegí Mid90s por la curiosidad que tenía por ver los comienzos como director de Jonah Hill, actor que sigo desde la mítica Superbad. En El Lobo de Wall Street cuentan que rebajó su sueldo al mínimo posible para poder trabajar con Scorsese y eso le valió la nominación al Oscar. Casi siempre en tono humorístico, tenia ganas de verle del otro lado y en un tono mas serio en esta peli de ese momento de la transición entre la niñez y la adolescencia.

Si bien Mid90s no pasara a la historia, me parece una buena forma de estrenar una trayectoria que seguiré con expectación. Correcta puede ser la valoración que me parece mas justa para este film que me gana por algunos detalles de nostalgia pero que pasara sin pena ni gloria. Y es que aporta poquito al género pero acierta a mi parecer en hacer algo conciso, realista y con una duración idónea que no permita que se le lleguen a ver las costuras. La música acompaña muy bien, las interpretaciones no desentonan y aportan realismo y tiene una estética de cinta amateur que le va a las mil maravillas. Por otro lado se echa en falta algo mas de profundidad en los personajes pues la historia se queda un poco ligera con unos personajes a los que se les podía haber sacado algo mas de miga.

La maldita nostalgia siempre gana, y al menos a mi me engancha con fuerza en esta peli, partidas a pantalla dividida, vídeos de skate, peleas de hermanos (vale, aquí mucho mas hardcore) y ser el pequeño de la pandilla de amigos. No soy muy fan de dejarme llevar por la nostalgia de tiempos pasados pero si te engancha no hay nada que hacer.

Me flipa el formato. No soy una puritana de esto pero considero que te introduces más en la película si esta participa del contexto. Me explico, ahora la mayoría de películas antiguas se adaptan al formato panorámico porque todos tenemos televisiones así pero ¿lo raro que es ver una película de Hitchcock o de Lumet en formato panorámico? (espero no parecer una pureta) Jonah Hill grabó la película en 4:3 y esa «tontería» le da un aspecto perfecto para lo que cuenta: la preadolescencia/adolescencia de un chico EN LOS 90.

Este coming of age lo pasamos todxs y, aunque no de la misma forma, sí con algunas similitudes. Aquí está la clave para que te sientas parte de ella que todxs hemos podido, quizá no vivir lo mismo, pero experimentar de algún modo las sensaciones: no sentirte comprendido, querer encontrar tu hueco o identidad y, por supuesto, pertenecer a un grupo que sea como tú y que hayas elegido tú.

Seguramente hay comportamientos de Stevie que a nuestros ojos actuales nos sorprenden o parecen ridículos pero ¿no le entendéis? Claro que sí, esos amigos mayores a los que «puede admirar» y con los que tiene un trato que no tiene en casa con la figura del hermano mayor. Otra cosa que se representa es la lealtad, sin entrar en si son buenas compañías o no, este grupo de amigos es «fiel» y todxs encuentran un hueco en el que se sienten comprendidxs y al que pueden escapar de su mundo particular. En esto me recuerda un poco a la película que comentábamos la semana pasada: son personajes creíbles. Tanto la banda de la película del otro día como estos adolescentes transmiten verdad.

Creo que es el típico final con el que no está todo el mundo de acuerdo. A mí me ha dejado un sabor de boca agridulce porque he llego hasta él y me he preguntado qué quiere el director contar exactamente. La respuesta que puedo encontrar es todo lo anterior, ha contado cómo vive ese chico cuando encuentra un grupo al que pertenecer. Las cosas son así en la vida, no hay un final, las cosas pasan y punto, como aquí.

Por último, pedazo de actuación la de Stevie y sorprendida por Lucas Hedges en ese papel tan diferente de todo lo que yo había visto de él donde siempre solía representar a alguien tímido, callado y reservado.

Si hay algo que me da pereza en la vida es la nostalgia. Ese regodearse en lo que era y ya no es, en idealizar lo antiguo, me aburre. Y si ya me aburre en general, ni te cuento con los 90. Siendo yo de esa generación, estoy cansado ya de ver a mis contactos en redes sociales (que no han pasado página) compartir memes de lo guay que fue nuestra década.

No se me entienda mal, yo también disfruté viendo las tortugas ninja y jugando a la Nintendo 64. Yo también comía bocadillos de paté La piara más buenos que el pan para merendar y veía las películas en 4:3 en vez de panorámico. Pero lo siento, todo eso no supone un plus para mí al ver una película actual, me hace falta algo más. Así que lo siento chicos, pero los 90 no fueron especiales. Tampoco lo fueron los 2000, ni los 2010. Y no pasa nada. Ojo a los 20 que si pueden venir fuerte.

Una vez hecha esta nihilista introducción, diré que no he acabado de pillar la película en ningún momento. El principio se me hace eterno y me da la sensación de que no arranca nunca, aunque al menos tiene ese toque costumbrista que se puede disfrutar si estás en ese mood contemplativo.

¿Pero luego? De pronto el chaval pasa de ser un niño “normal” a ser un auténtico drogadicto. O sea, yo a mis 30 años, no habiendo fumado nunca, intento hacerlo y me paso quince minutos tosiendo. Y el niñato este se enchufa una litrona de un trago mientras fuma crack, se pone a hacer acrobacias con el skate y se folla a una tía que lo mismo le dobla la edad y no tiene ni un pequeño mareo. Ah, y también tiene fuerza para dar da una paliza al amigo que es el doble que él. Y ojo que llega a durar media hora más la película y todavía acaba reventando a su hermano. Bueno, esto casi que también lo hace.

Pues mira no, o eres una peli realista que muestra la crudeza de la normalidad de estos barrios o eres un sketch de Venga Monjas. Todo no puede ser. No es que sea especialmente fan de este tipo de pelis, pero al menos otras como The Florida project parecían verosímiles, que me parece la gran baza para algo de este estilo.

Tiene sus cosillas, sí. Como el grupillo de chavales, que se les coge cariño, o la estética noventera para quien le guste. Pero como ya he dicho, a mi con la nostalgia no me compras.

¿Coming of age ambientada en los 90? Ponme 10. Si no te parece todo 50% entrañable 50% cringe es porque no tienes alma y/o porque no tuviste adolescencia. ¿O es que la absurda decisión de rodar en 4:3 no te ha embriagado de nostalgia?

Pues eso, otra película sobre adolescentes encontrando su lugar en el mundo, seguro que ya lo habéis comentado en las anteriores críticas. Así que intentaré no repetirme, excepto para comentar que la evolución del protagonista a lo largo de la película es bastante creíble: desde sus primeras miradas de admiración y vergüenza o las sonrisas de saberse aprobado cada vez que alguien hace notar su presencia, hasta la autoconfianza final. Mid90s sigue con la estela de The Commitments en el sentido de la necesidad de pertenecer a algo, en este caso a un grupo de colegas skaters.

Una vez más me quedo con las relaciones entre los chavales (porque con la del hermano es imposible quedarte, que está regulín desarrollada) y cómo le acogen, guiándole un poco como pueden. Me ha gustado el personaje de Ruben, su viaje en la película es el contrario a Stevie: las dos caras de la misma moneda, que justo se lanza cuando Stevie se decide a lanzarse por el precipicio con su skate en un alarde de flipadismo. Aquí os copio la cita de un chico al que sigo en Letterboxd, que lo explica mejor que yo: “Pasar de niño a hombre es un ritual sostenido a través de demostrar tus capacidades para la violencia (contra otros, idealmente, o contra uno mismo, cuando la primera opción falla)”. Qué sabré yo, que no tenía pene con 13 años. Pues de lo poco que sé en la vida es que, madre mía, la masculinidad qué frágil es, colega.

Como contraposición española a Mid90s yo recomiendo ver Las Niñas, de Pilar Palomero. Aunque hayáis sido adolescentes chicos, que no chicas, os tenéis que sentir más identificados con una niña que ha ido a un cole de monjas que con estos patanes. No me engañáis, vosotros no os habéis refugiado bajo un colega-mentor negro y skater, y ni de coña una niña que os sacaba cinco años os dejó meter vuestras manitas en su vagina.

Lo mejor:

    • La vergüenza ajena que he pasado me ha hecho feliz.
    • Que después de descubrirle el sexo a nuestro pobre protagonista, las chicas comenten su pelazo.

Lo peor:

    • El accidente ha sobrepasado el punto sensacionalista que para mí sobraba. Nos estaba quedando clara la movida, no hacía falta añadirlo.
    • ¿Cuántas adolescentes ha conocido Jonah Hill que quieran tener sexo con niñines? Me da que no va así esto.

Te gustará si te gusta: la música que escucha tu hermano mayor, decir “bro”, haber fingido que perdiste la virginidad mucho más joven de lo que lo hiciste, tener amigos mayores y que tus amigos mayores ya sean padres, creer que con 13 años eras muy guay y que ahora con 30 sigas exactamente igual.

Una historia de iniciación adolescente entretenida que, sin grandes aciertos, en funciona bien. La ambientación, la subcultura del patín en Los Angeles mediados de los 90s es lo que le da algo de carácter al conjunto. En resumen, y comparándola con otras pelis de skate no es tan buena como Kids (1995) ni tan mala como Lords of Dogtown (2005).

Se tocan todos los temas que se tienen que tocar del “género” pertenencia a un grupo, presión de grupo, simulación de madurez, sexo, alcohol y drogas. Todos los básicos cubiertos vaya.

El formato le da un rollo lo-fi que funciona bien para meterte en la trama, da la sensación que estás viendo un vídeo casero. Momentos que destacaría sobre el resto:

    1. Cuando a Stevie AKA Sunburn le ponen la lija en la tabla con esa luz, a medio camino entre CSI y una aparición mariana. Es una escena bonita que capta muy bien el impacto que tiene cuando te montan tu primera “tabla de verdad”, oír el sonido del destornillador contra la madera y la lija es de las mejores cosas en esta vida.
    1. El primer Ollie hay que pelearlo mucho y cuando sale es una sensación brutal. En la peli lo retratan muy bien. Stevie solo grita y salta loco de contento, no es para menos.
    1. La secuencia de la fiesta en la que suena Watermelon Man de Herbie Hanckock y el juego que hace con el ritmo de la canción, genialidad absoluta. Más tarde, cuando la chica aborda a Stevie suena When the ship goes down de Cypress Hill (buen guiño ahí) La banda sonora en general está muy bien encajada, muy buenos temas de rap y rock noventeros.

Me gustaría haber puntuando mejor esta peli, pero, así como hay cosas que funcionan muy bien otras dejan bastante que desear. La trama del hermano abusador, y de las envidias dentro del grupo se quedan flojas y no van a ningún lado. Algunos personajes, como Fuckshit, están demasiado caricaturizados para resultar interesantes. El final con moraleja está bien pero también le falta un algo ahí para que acabe de funcionar.

Fue hace ya varios meses cuando vi Mid90s. Era una de esas pelis que tenía en mi interminable lista de las que quiero ver. Si no recuerdo mal, me llamó la atención por su portada cuando la vi en Filmaffinity, pero lo que más curiosidad me suscitó fue leer que el director fuera Jonah Hill. Un día que no tenía mucho tiempo, pero sí el suficiente para ver una peli corta, decidí probar suerte.

No sin cierta sorpresa, me encontré una película seria y muy solvente, alejada de ese lado cómico por el que es principalmente conocido su director, si bien es cierto que únicamente conocía su faceta actoral.

La trama nos trae la historia de Stevie, un pre adolescente de 13 años que trata de hacerse un sitio dentro de una pandilla de jóvenes skaters en un barrio de Los Ángeles en los años 90. Stevie, todavía inocente en muchos aspectos, comienza a hacer todo tipo de cosas por caer bien a sus nuevos amigos, que, quizás al verle tan pequeño, le cogen rápidamente simpatía. Aquí podemos observar las diferentes caras de la amistad, con Ray como el estandarte del grupo, líder carismático y ejemplo a seguir para Stevie. Es un chico maduro que pese a hacer las tonterías propias de su edad, tiene la cabeza bastante bien amueblada y trata de cuidar de sus amigos, en especial de nuestro protagonista, a quien acoge como un hermano pequeño. El polo opuesto sería Ruben, muchacho envidioso por el gran acogimiento de Stevie, que al verse relegado a un segundo plano, detesta a Stevie y trata de hacerle la vida imposible. Hill plasma aquí estupendamente los conflictos típicos de esa etapa, las envidias de la amistad, conversaciones banales o el sentimiento de pertenencia, tan importante para los jóvenes de esa edad.

Uno de los éxitos de Hill radica en la profundidad que alcanzan sus personajes, pese a ser tantos y todos tan jóvenes. Ayuda mucho la interpretación de unos jóvenes en estado de gracia, que parecen salidos de esa época con sus monopatines bajo el brazo. Es en este ambiente donde Hill se mueve como pez en el agua. Los planos de Los Ángeles parecen sacados de los auténticos años 90, al igual que la estética de los personajes o la fresca y estupenda banda sonora.

Por poner un pero, la película no llega a emocionarme especialmente, aunque tampoco tiene por qué hacerlo. Lo que quiero decir es que la película está bien hecha, bien filmada, bien contada y bien interpretada, lo cual haría indicar que no le falta nada. Y sin embargo, para mi no es del todo suficiente. Quizás sea el tema del skate, que no me atrae especialmente. O tal vez el final, un tanto predecible.

En cualquier caso, me quedo con la sensación final, que es la de un trabajo sólido y muy bien conseguido.

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