Los santos inocentes

Mario Camus (1984)

 

No tengo mucho que comentar de esta película porque todo en ella me ha dado pereza, así que simplemente voy a enumerar las cosas que más pereza me han dado y a otra cosa, que suficiente tiempo le he dedicado ya.

  • Me han dado muchísima pereza los créditos iniciales, que han durado como media hora, con la foto esa de la familia de fondo. En el minuto uno ya sabía que esta no iba a ser mi película.

  • El formato de la película. No sé si es 4:3, si está grabada en 35mm o qué, pero que pereza esa pantalla cuadrada. Como millenial que soy ya no me vale nada que no sea en panorámico.

  • La estética rural. El campo. La España de los 60. Con sus SEÑORITOS en trajes casposos y casas grimosas y sus esclavos con trapos manchados y viviendo en poco más que cuevas. Me maten.

  • Las escenas de caza de Jara y sedal. Por Dios, al menos que me pongan la musiquita.

  • Alfredo Landa. Mira, estoy cansado de su cara de persona normal, de señor cualquiera. Yo quiero un Adam Driver, una Emma Stone. Alguien que me cruce por la calle y sepa instantáneamente que es un actor, no alguien que pueda pasar por el kioskero del barrio.

  • Qué pereza también las actuaciones. Esto ya se ha hablado muchas veces aquí de las pelis antiguas, pero es que me saca de la película siempre. Me parece todo súper fake.

  • LOS SALTOS TEMPORALES. WTF? ¿Qué es esto, Memento? Me ha descolocado este recurso tan “moderno” en una película e historia tan tradicionales. Lo único que ha conseguido es sacarme un poco más de la trama, si es que eso era posible.

Supongo que hay cosas salvables, por algo tiene el reconocimiento que tiene, pero yo no puedo verlas por el rechazo que genera en mi todo lo anterior. Igual si estuviera enfocada de otra forma, o simplemente con una película más actual, podría apreciar mejor los temas que trata. Pero así no, así llego agotado mentalmente a cualquier debate o propuesta que quiera exponer. Eso sí, me deja loco que esa sociedad existiera hace apenas cincuenta años. Como dijo Joan Laporta: ¡Al loro! ¡Que no estamos tan mal!

Ya conocía el argumento por el celebre libro de Miguel Delibes en el que Camus basa esta obra homónima. Y es un tema que me toca de lleno por las incontables anécdotas de mi padre, natural de Cabrero, Extremadura, y que como en la obra desarrollo su infancia en la España rural de los 60.

Recuero el libro con bastante claridad a pesar de los años y las sensaciones son muy parecidas; los personajes están perfectamente caracterizados; con un buen desarrollo y interpretaciones notables, en especial la de Paco Rabal. Aquí debo hacer un inciso, los niños son los personajes que mas me rechinan, entiendo la rebeldía de una juventud incipiente que no estaba dispuesta a doblegarse a cualquier precio, el desprecio que sentían hacia sus amos y la compasión hacia sus progenitores. Pero la interpretación de estos no logra el objetivo, mas bien da la sensación de estar medio muertos. La ambientación y el reflejo de la cruda realidad del momento son también los grandes pilares de esta obra que remata con un final brillante y necesario para descargar algo de la ira que vas acumulando a lo largo del film.

La muestra mas clara de que este es un trabajo de notoria sobriedad es su vigencia a pesar del paso de los años. Cuesta pensar que esto fuera la España de mediados del siglo XX que bien podría ser plena Edad Media. El discurso de sometimiento y humillación de un campesinado dispuesto a tragar casi todo y creerlo justo es extrapolable a situaciones de todas las sociedades. Su verdadero secreto es la sencillez y naturalidad con la que lo muestra, sin necesidad de recurrir a exageraciones.

Ojito Mario Camus eh. Que lo mismo te hace Los santos inocentes, que La colmena o La casa de Bernarda Alba. Mario Camus eres rebonito mi niño. Ay el cine español del siglo XX qué bueno es. Yo es que puedo parecer jóvena pero mi postre favorito es la contesa. Con eso os lo digo todo.

Los santos inocentes es ESPAÑA: el fascio, señoritos que son un mierdas, retrasadxs, cuernos, catetxs, maltrato animal, caciquismo… Pero lo más evidente es la pervivencia de dos modelos sociales contrarios o antagónicos; por un lado el caciquismo imperante en el mundo rural y por otro lado el incipiente –años 60- desarrollo industrial en la ciudad. Pues lo que decía yo al inicio del párrafo: ES PA ÑA.

El mundo del campo es asfixiante, injusto y sacrificado mientras que el mundo de la ciudad es un medio de escape que abre puertas. De estas dos maneras se evidencia el cambio de una generación a otra. El cambio de una tradición señorial a una vida “elegida”. En este sentido me viene a la cabeza Surcos –uf, jodidamente buena también-.

Las interpretaciones ya es que mira son mejores que comer con las manos. Qué os voy a contar que no sepáis ya.

Y, como siempre me quedo con algún detalle del guion que encierre algo, termino destacando el simbolismo existente en la hija de Régula. La niña chica podría ser una transfiguración de la milana ya que, al igual que el animal, vive en un mundo ajeno. Ahí lo dejo.

¡Viva el cine español!

“oír, ver y callar.” Esto es un peliculón, lo sabe todo el mundo. Uno de los clásicos del cine español. Y a mí, que me flipa el costumbrismo de nuestra querida España, me ha gustado mucho pero no he podido evitar sentirla un tanto lejana. Porque me flipará el costumbrismo y la España profunda, pero soy milenial como la que más y las películas de antes de mi nacimiento ya se me hacen demasiado antiguas, lentas y silenciosas.

Aun así, reconozco sus virtudes, no soy tan cateta. Lo sé desde que en 4º de la ESO nos la pusieron en clase. Tuvieron que pararla en una de las primeras escenas para explicarnos por qué Azarías se meaba las manos. Luego recuerdo reírnos del “milana, bonita” en la carrera. En definitiva, la cultura popular ha hecho que Los santos inocentes nos haya acompañado muchos años, pero es verdad que hasta ahora yo no me había sentado en serio a verla. Y mira oye, estoy agradecida.

Lo mejor de esta “película de paletos” es que termina jodidamente bien. Termina como debe de terminar una buena película y de paso sea dicho, como debe terminar la historia. Que viva la lucha de la clase obrera y que viva la gente rural que aprecia cosas que los urbanitas ni llegamos a imaginar. Como por ejemplo, querer a las milanas bonitas.

Las actuaciones son impecables, especialmente la de Francisco Rabal, aunque yo tengo debilidad por Juan Diego. Sus humillaciones y desprecios son continuos y dolorosos. Me planteo si en la época todo era tan blanco o negro.

Los santos inocentes es cruda y seca como lo es Extremadura. Te hace querer a la familia de Paco y Régula aunque sin sentir pena por ellos, pues solo quieres que espabilen y que manden a la mierda a todos los señoritos y caciques. Pero a quién vamos a engañar, España fue así y así lo seguirá siendo. El señorito Iván lo define de forma muy simple, pero bien acertada. Así que los de arriba de la jerarquía se seguirán riendo de nosotros (y sobre todo nosotras) mientras se enorgullecerán condescendientemente de que sepamos leer. Y nosotros nos romperemos las piernas las veces que haga falta por ellos. Nosotros a oír, ver y callar.

Lo mejor:

  • La recogida de la colecta. La marquesa preguntando por los cerdos y por los niños por igual. Me ha putoflipado.

  • La una grande y libre Terele Pávez.

  • Cada vez que empezaba la música mi mente iba sola “desde que tú no me quieres yo quiero a los animales…”

  • Best final ever. Cómo lo he gozado.

Lo peor:

  • La de animales muertos que he tenido que ver (porque supongo que en 1984 no se esmeraban en utilizar atrezzo)

  • Cada vez que Juan Diego decía “maricón” me daba un tic en el ojo.

Te gustará si te gusta: Extremoduro, los primeros planos de cacas, ser de Pozuelo y veranear en tu finca, la gente que saluda desde el balcón, las niñas sátanicas que emiten sonidos infernales, cazar perdices en el Pardo, SEO/BirdLife, las palabras “señorito” y “marquesa”, creerte de clase media.

Reconozco que empezar a digerir esta película me costó, bastante, aunque al final no me disgustó tanto como pensaba que sería.

Retrato de la España profunda cortijera, donde una familia pobre, sirve a una rica y, con bien de clasismo, humillación, “disimulada” esclavitud, machismo, especismo, todo muy agradable vaya.

Me indigna y me conmueve, ver como Paco, el bajo, es humillado constantemente por el señorito de los cojones, hasta ser capaz de arrastrarse para conseguir las perdices de esta persona, incluso escayolado se atreve a rechistar. Ufff!. Pero, ¿cómo va a decir que no?¿Acaso puede?. El señorito Ivan me pone de los nervios, es irritable y arrogante. ¿Cuántas veces dice la palabra maricón? Gracias por la venganza Azarías.

Azarías con sus dientes, y sus manos meadas, también me conmueve, representa la inocencia, la nobleza, el actuar por impulsos y la venganza. Me ha gustado Azarías.

Aunque el papel interpretativo que más me ha gustado ha sido el de Terele, una buena mujer de su casa, entregada a servir, oir, ver y callar.

Y ya me voy de vacaciones, felices fiestas a todxs!

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