Brokeback mountain

Ang Lee (2005)

 

Vi la película dos semanas antes de recomendarla, en plena cuarentena porque, oh, sorpresa, nunca la había visto. La vi obligada, reticente, llena de prejuicios. Sin embargo poco a poco dicha opinión previa fue cambiando, a los 2 minutos de empezar. Escenas de montes, paisajes, silencios, miradas cómplices y vaqueros introvertidos. Con esto tuve más que suficiente y ni la duración me importó.

Cómo habéis podido deducir me puto encantó. Además de la cuidada fotografía sus personajes me hicieron conectar rápidamente y meterme de lleno en la historia. Qué historia. Esa Michelle Williams como madre sufridora que todo lo sabe -papel que borda como en ‘Manchester by the sea’-, Jake Gyllenhaal como la parte pasional y Heath Ledger como la racional son los tres componentes de un cocktail repetitivo pero fresco.

El tratamiento del paso del tiempo está realizado de forma excepcional y, para mí, no tiene ninguna fisura. Por tanto , una película completa que consigue emocionar gracias al gran trabajo de actores y director. Reconoceré que pase la mitad de la película llorando, no regrets.

De lo mejorcito del mainstream.

Da igual a quien preguntes que, incluso en 2020, todo el mundo sabe de qué va Brokeback mountain: de dos cowboys gays. Nadie te dirá que es una historia de amor o un drama, o incluso una de vaqueros. Desgraciadamente ser homosexual no está normalizado todavía y esta película siempre llevará ese estigma con ella. Da igual lo buena o mala que sea, la calidad de su guion o dirección, los actores o actrices que la compongan… Brokeback mountain siempre será una peli de maricones, desde el día en que se estrenó.

Digo esto porque para alguien como yo, que nunca la había visto, es difícil ponerla por primera vez sin tener ciertos prejuicios o expectativas. En mi cabeza era una película sobre dos vaqueros que iban descubriendo su sexualidad para acabar enamorados. En otras palabras, pensé que era un pastelón de los de siempre, pero con dos tíos.

La primera en la frente. Resulta que ese momento pastel (que ni siquiera lo es tanto) se acaba en la primera media hora. Luego vivimos una historia a lo largo de los años en la que Ennis Del Mar y Jack fuking Twist (da igual que te lo folles por las noches, cuando te refieras a él lo harás con su nombre completo) intentan compaginar su romance con las vidas que TIENEN que vivir. Es duro ver las pocas alternativas que tienen en una sociedad completamente homófoba, más allá de esas quedadas esporádicas un par de veces al año. Jack, que es el soñador del equipo, se niega a aceptar esta realidad y acaba muerto. Un final triste pero realista. Y este me parece el mayor mérito de la película, contarnos una historia de amor que simplemente no podía ser.

Otro de sus puntos fuertes es el reparto que tiene. Destacan, como no, los dos protagonistas, con esos personajes rudos por necesidad, pero cariñosos y afectivos a su manera. Me ha sorprendido también ver que cada nuevo secundario que aparecía estaba interpretado por un actor más famoso que el anterior. La verdad es que son todos de primera linea y se nota. Al menos a mi me cuesta encontrar una interpretación mala o que chirríe en el conjunto.

En definitiva me parece que, aparte del ruido que hizo en su momento por el tema que trata, se trata de una buena película que se disfruta con ese ritmo lento que nos propone, esos paisajes montañosos y esa historia cruda contada durante dos décadas.

Llegará el día en el que podamos ver películas de amor entre homosexuales tan insulsas como las más normativas a las que estamos acostumbrados, pero de momento me temo que, por el mundo en el que vivimos, siempre hay un componente de dificultad añadido en una relación gay, así que sigue siendo importante mostrar esa perspectiva que nos da Brokeback mountain.

¡Esto es súper importante! ¡¡Dos cowboys del oeste siendo muy gays en los años 60!!

Una pena que la primera vez que la vi ya me impactó lo suficiente y esta vez me ha transmitido menos, de ahí las tres estrellas. La verdad es que a estas alturas del 2020 ya han llegado a nuestros ojos multitud de películas LGTBI igual de valientes y con la misma fuerza que Brokeback Mountain. Qué fuerte que en el 2005, cuando salió esta película, sí que fue valiente e innovadora (y qué fuerte que no haya pasado tanto tiempo). Le reconozco, eso sí, que lo hiciera por la puerta grande del circuito del cine mainstream: elenco muy reconocido, producción tocha, premios.

Sobre la historia, la verdad es que tiene solidez. Podría haberse desmoronado por cualquier parte, pero mantiene la tensión y la relevancia. Dos hombretones con nombre y apellidos (¡nunca un nombre sin su apellido!) se enamoran cuidando ovejas. Y todo se vuelve complejo y agresivo. O en realidad complejo no tanto, ya que la solución que eligen es bien sencilla, así que más bien nos quedamos con esa agresividad que se ve a lo largo de varias escenas. Y es que los hombres serán gays pero no dejarán de ser hombres en los años 60. Y eso supone soportar sobre sus hombros una masculinidad hegemónica a la que apenas pueden hacer frente. Los hombres sufren por amor, pero las mujeres a su alrededor acaban pagando por ello. No tiene sentido juzgar su decisión, pero no paraba de preguntarme si esa vida tan miserable les convencía y compensaba. Bueno, quizá a los cowboys americanos de aquella época les hayan faltado unas buenas películas LGTBI indies, unos cuantos referentes y una cuenta de Twitter. Quién soy yo para juzgarles.

Quedémonos con lo valiente y las historias pequeñas que no tienen por qué cambiar el rumbo de las vidas de miles más. Dejemos a cada uno vivir como quiera.

Lo mejor:

  • Los paisajes.

  • Jake Gyllenghall en sí.

Lo peor:

  • La pobre Michelle Williams siempre hace el mismo papel depresivo.

  • Lo de que supuestamente pasen 20 años por ellos no lo veo muy conseguido

Brokeback Mountain es sin duda una historia de amor muy bien filmada. Es difícil no bajar la guardia e inmiscuirse dentro de la relación de estos dos vaqueros, sincera, profunda y sin alardes de reivindicación ni de lucha, simple y llanamente la resignación de una vida que ha tocado. La pasión de una historia truncada pero real e intensa.

Una narración magnifica, con un tiempo acertado. Destacando la belleza de los paisajes y el cuidado en los planos y los detalles. La interpretación es igualmente sobresaliente y la banda sonora un gran acompañante. El gran nivel que muestra en todos los aspectos hace de ella un imprescindible. Esta era la segunda vez que la visionaba y aun con el ritmo pausado y su duración no languidece ni se me hace pesada.

No puedo pasar por alto el el estigma, al menos en mi generación, que pesa sobre un film que desde que era yo adolescente sirve como base y referente para toda clase de comentarios homófobos. Aun queda un largo camino por recorrer pero sin duda se ven muchos avances en tan poco tiempo.

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